miércoles, noviembre 14, 2012

“Larga distancia”, de Gonzalo Millán







Balbuceamos como bobos
y en seguida callamos,
la boca del uno
en la oreja del otro, gracias
a este interpuesto aparato.

Tanto que decirnos
y no saber cómo. Llamamos
a través de los océanos
como anónimos perversos
sólo para oírnos acezar
y escucharnos los alientos.

Después tu voz repitiendo,
tengo que colgar,
tengo que colgar y el ojo
vacío de una aguja inmensa
enhebrando el hilo telefónico
para coserme los oídos
con tu silencio.



en Vida, 1984













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