miércoles, septiembre 05, 2012

"Educación para la democracia", de Salvador Allende Gossens

Fragmentos de un discurso




Estoy aquí para conversar con Uds., alumnos, maestros, padres y apoderados en mi doble calidad de abuelo que tiene un niño en la Educación Básica, y de Presidente a la Comunidad Educacional. […] Saludo la presencia en este acto, de representantes de la Universidad de Chile y de la Universidad Técnica. Saludo la presencia en este acto del Señor Director de la Escuela Militar, Plantel donde se forjan los soldados de la Patria. Están aquí, junto a nosotros, los dirigentes de los trabajadores.
No pasé por la Universidad tras la búsqueda ansiosa de un título que me permitiera una vida material mejor. Tengo la satisfacción de haber sido un luchador universitario; de haber sido expulsado de la Universidad por defender procesos de reforma; de haber estado junto a los maestros a lo largo de mi vida pública, cuando plantearon su inquietud para hacer posible la transformación de la Educación o cuando lucharon por sus justas reivindicaciones.
Quiero, una vez más, hacer presente que estos profundos procesos de cambios a que Chile está abocado, sólo podrán realizarse con el apoyo integral de la comunidad, sobre la base del esfuerzo de un pueblo consciente, disciplinado, heroico en el trabajo, en la creación, y, por ello, indiscutiblemente que hay que destacar la importancia que tendrá la escuela y el maestro, sobre todo, frente a las dificultades que tendremos, porque hacer cambios es herir intereses y en el camino nuestro es el más duro, ya que tendremos que realizarlo dentro de los marcos de una legalidad democrático y burguesa, con el respeto integral a la personalidad humana y a los derechos sociales, frente a sectores que no trepidan en crear toda clase de dificultades a este Gobierno, pero que serán vencidos por la unidad, por la entereza, por la decisión y por la voluntad revolucionaria del pueblo.

Para nosotros, toda sociedad debe ser una escuela, y la escuela debe ser parte integrante de esa gran escuela que debe ser la sociedad, pero no la tradicional, introvertida, satisfecha de una enseñanza que puede ser bien impartida, pero que no traspasa más allá de sus muros; porque pensamos en la escuela abierta, integrada a los procesos que la inquietan, preocupan e interesan a la comunidad.
Pensamos que este proceso de discusión de los problemas educacionales, tal como lo hemos señalado, forma parte de una concepción amplia y auténtica de una verdadera democracia, en donde la mayoría del pueblo participe permanentemente y no sólo en forma ocasional, como ocurre hoy día, en donde el pueblo todavía es citado tan sólo en los actos eleccionarios. Nosotros ya hemos roto en gran parte esto, pero reconocemos que es fundamental avanzar, avanzar mucho más, y hacer que el pueblo esté presente en la etapa de construcción y realización, en las decisiones, en la acción, en la vigilancia y en el control de las actividades productivas, educacionales y en la acción del Gobierno.

Sólo así justificaremos lo que sostuvimos a lo largo de nuestras luchas cuando dijimos que el pueblo sería Gobierno. Y el pueblo será Gobierno cuando participe activamente en todas las actividades nacionales.
...
De lo que se trata es de darles las posibilidades a fin de que todos tengan la misma oportunidad y dependerá, por cierto, de las condiciones individuales de cada cual, el que esta posibilidad sea mejor aprovechada o desechada. […] Se trata de que, además, luchemos por hacer posible una distribución equitativa de los ingresos para evitar las injusticias de los grandes desniveles de un régimen y un sistema, que da a tan pocos, tanto, y que da tan poco a la mayoría.


El niño, único privilegiado
Necesitamos recuperar el tiempo perdido; afiebradamente preocuparnos de enseñar y educar más y más.
Somos pueblos en donde lacras sociales señalan la injusticia y donde el hombre alienado vive con el temor a la diaria existencia, frente a la falta de trabajo, a la incultura, a la imposibilidad de comprar la salud, de tener un hogar, de recrearse y descansar.
De ahí, entonces, que nosotros no olvidemos esto para recuperar el tiempo perdido; […] preparar con pasión patriótica a los niños, para que sean mañana ciudadanos, no sólo en el aspecto de la enseñanza cultural, sino en la transformación interna que haga de ellos los hombres del siglo XXI, con una nueva mentalidad, un nuevo espíritu, una nueva conciencia social.


Formar un hombre nuevo para un Chile nuevo
En el mundo contemporáneo, no sólo los países como el nuestro, en vías de desarrollo, han sufrido y sufren la penetración del capital foráneo; no sólo somos países productores de materias primas que vendemos barato y compramos caro; somos países que estamos sufriendo una nueva agresión; es aquella que implica vender o no vender tecnología, que representa para los países que la tienen, tener aún mayores ventajas que las que directamente alcanzan cuando invierten sus capitales en los países como el nuestro, en el pleno camino de la producción.
En esta asamblea, no es extraño, y al contrario, es mi obligación señalarlo, por ejemplo, que Chile, en este instante, más allá de las fronteras partidarias de las bases políticas del Gobierno Popular, está empeñado en recuperar para el pueblo y para la patria las riquezas fundamentales en manos del capital foráneo. Esencialmente, en este instante se discute en la Cámara de diputados el proyecto nuestro destinado a recuperar para Chile su riqueza fundamental que es el cobre y a nacionalizarlo sin apellido alguno. Sin embargo, quiero destacar la enseñanza dura que ya hemos sacado de los primeros pasos que hemos querido dar en este sentido, antes que se dicte la Reforma Constitucional a que me estoy refiriendo.
Hoy, las universidades de la patria se anticiparon en la inquietud de los sectores populares, tienen conciencia de que no puede haber universidades amorfas, universidades al margen del proceso social; tienen que ser, y serán, universidades comprometidas con los problemas del pueblo y con los cambios estructurales que el pueblo reclama; universidades cuyas experiencias científicas y cuyos avances tecnológicos tienen que estar íntimamente vinculados a los procesos del desarrollo nacional en los campos regionales a lo largo de toda nuestra patria.

La enseñanza privada

Me interesa destacar que el Gobierno Popular, respetuoso de las disposiciones constitucionales, sabe y tiene conciencia del derecho que existe a la educación particular. Es decisión del Gobierno respetar y hacer respetar tales disposiciones, integrando la educación particular al sistema nacional de educación. Respecto de la enseñanza particular que proporciona gratuitamente educación, esté virtualmente integrada al sistema del Estado, y sus derechos actuales serán mantenidos y perfeccionados y queremos que funcione en condiciones dignas, que sus profesores tengan remuneraciones adecuadas y las reciba regularmente, que sus locales cumplan con los requisitos que el proceso de formación del niño reclama y que sus cursos sean óptimos desde un punto de vista pedagógico. En cuanto a establecimientos particulares de enseñanza que imparten la educación pagada, el Gobierno de la Unidad Popular también garantizará el respeto y cumplimiento de las normas constitucionales y legales, pero deben integrarse al sistema nacional de educación. No creemos que deba aceptarse que la educación sea considerada un negocio, y por lo tanto, velaremos para controlar los cobros que allí se hacen y para que, al mismo tiempo, la educación pagada no represente una segregación, desde el punto de vista cultural, para los niños de Chile.

Vigilaremos aquellas instituciones académicas o consejos, que ofrecen certificados o títulos que no tienen valor alguno y que ofrecen recuperar años de estudio mediante el pago de elevados aranceles. El Gobierno ofrecerá a los niños y jóvenes en situación educativa irregular las posibilidades de normalizar sus estudios en escuelas fiscales, evitando que prolifere un tipo determinado de especulación, con el dolor y la esperanza de los padres, que anhelan regularizar la situación educacional de los hijos.
En un país tan postergado, yo no puedo como Presidente del pueblo, reclamar el trabajo voluntario de los maestros. Yo sé perfectamente bien que si los trabajadores del carbón lo han entendido y si a pesar de lo negro de su vida y de la explotación centenaria de ellos y de los suyos están dispuestos a trabajar más, al igual que los obreros del salitre y del cobre, por las empresas expropiadas por el Estado, los maestros en esta etapa de transición, entregarán sin vacilaciones el esfuerzo y el sacrificio necesario para abrir los horizontes de la cultura del pueblo de Chile.

Entendemos que la redefinición en profundidad de nuestra educación, ha de nutrirse de dos fuentes: la del conocimiento crítico de la realidad educacional chilena, por el consiguiente diagnóstico de su problema y de la voluntad de incorporar a nuestra educación al proceso de transición hacia la nueva sociedad, lo cual implica un compromiso con las metas nacionales adoptadas. Planteamos que se someta a discusión de la comunidad escolar la concepción del hombre del mañana y el aporte de la escuela a su formación, responsabilidad del sistema educativo de la construcción de la nueva sociedad que tanto anhelamos.
Maestros, maestros de mi patria, he querido conversar con ustedes y decirles cuánto confiamos en su apoyo. Ustedes son depositarios de una tradición que ha colocado al Magisterio chileno en un prestigio reconocido más allá de las fronteras nuestras; ustedes siempre supieron de las horas duras, del esfuerzo y del trabajo desconocido y negado; ustedes tuvieron mártires que inclusive pagaron con sus vidas el hecho de anhelar una vida distinta para los niños; ustedes son el gran filón en que el pueblo confía para hacer posible, con la presencia combatiente de ustedes las grandes transformaciones que anhelamos, por que ustedes son los que forman la mente del niño, que será el ciudadano del mañana.

Por lo que hicieron ayer y hacen hoy día, yo Presidente del Pueblo y compañero de ustedes, entrego mi fe y mi esperanza revolucionaria en la conciencia revolucionaria de los maestros chilenos.











Discurso del Presidente de la República de Chile, Dr. Salvador Allende Gossens en el acto de inauguración del año escolar 1971, realizado en Santiago el 25-VII-1971, en el Estadio de Chile








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