Tanta
confusión de las palabras,
tanta
Torre de Babel y tanto grito
perdido,
en medio de la plaza
o
a oscuras en la casa a medianoche.
Tantas
cosas que se dicen desdiciendo
repetidas,
infinitamente, siempre
o
nunca, para entonces, ad aeternum,
vacío
de la voz y la grafía.
No
me sirve este lenguaje mutilado:
Solo
el gesto, la tibieza, algún abrazo.
en Los cantos de la Sibila, 2009
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