El
señor Teófilo Cid no está.
La
lluvia sobre esa ciudad extraña, Santiago del
Nuevo
Extremo.
El
señor Cid pasea por calles grises.
Pelo
de rata, ojillos de rata,
En
un atardecer neutro.
Abrigos,
gabardinas, chaquetas rojas que la lluvia empuja
Hacia
cualquier lugar.
El
señor Teófilo Cid un tanto ebrio,
En
su ciudad,
Huyendo
bajo la lluvia.
Única
realidad de estas palabras.
en La universidad desconocida, 2007
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