APOSTASÍA
Detente, Pensamiento.
PENSAMIENTO
Más
fácil es querer parar el viento,
que
en él se da distancia
y
en mí no, pues desde una misma estancia
bajar
puedo y subir de un mismo vuelo
de
la tierra al abismo y de él al cielo.
APOSTASÍA
Con
todo has de pararte
a
mi fuerza esta vez.
(Luchan los dos)
…
PENSAMIENTO
Si
he sabido
que
el plazo que te ha dado
la
Fe en aquel pasado
duelo
intelectual, ha sido a efecto
de
que pienses el místico concepto
que
incluyen las figuras y las sombras
que
te representó ¿de qué te asombras
que,
siendo el Pensamiento
quien
las ha de apurar, discurra el viento,
por
si en él vuelvo a vellas,
y
te las traigo a ver qué infieres de ellas?
APOSTASÍA
Eso
mismo quería
pedirte
yo; y pues es alegoría,
los
siglos discurramos
segunda
vez, a ver si es que encontramos
segundas
señas suyas.
PENSAMIENTO
No
lo dudes,
que
siendo el Pensamiento a quien acudes,
¿quién
quita al Pensamiento
que
finja fantasías en el viento?
APOSTASÍA
Dices
bien; y pues no se dijo acaso
que
la imaginación suele hacer caso,
vamos
corriendo entupecidos velos.
PENSAMIENTO
¿Cuál
el primero fue de tus desvelos?
APOSTASÍA
El
ver a Magdalena
de
tan soberbias vanidades llena
que
en la pronunciación de siete vicios,
si
no evidencias, motivaba indicios
de
reinar siete espíritus en ella;
con
que al verse tan bella
a
su espejo decía:
(Sale , como asustada)
MAGDALENA
Huyendo
he de ir aun de la sombra mía,
porque
según me asombra,
temo
que, tropezándome en mi sombra,
me
he de impedir la dicha de que llegue
a
aquellos pies, (a aquellos
cielos,
diré mejor) donde me ciegue
el
llanto, cuando al arrojarme a ellos
el
raudal de mis lágrimas los riegue,
los
enjugue el cendal de mis cabellos.
PENSAMIENTO
¡Qué
notable portento!
APOSTASÍA
Pasme
yo, pues pasmó mi Pensamiento.
MAGDALENA
Mas
¡ay!, que a tales pies ¿cómo me atrevo
a
llegar si conmigo a mí me llevo?
Pero
no desconfíe mi esperanza,
que
es Hombre Dios y la desconfianza
tal
vez le ofenderá más que el delito;
y
más si solicito
no
llegar a sus ojos
sin
llevar arrastrando los despojos
que
canten su victoria.
Va
arrojando lo que dicen los versos.
Toma
Soberbia, de tu vanagloria
los
airones, que al aire que los riza
di,
que pues fueron llama sean ceniza.
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