jueves, diciembre 15, 2011

"No hay instante sin milagro", de Pedro Calderón de la Barca

Fragmento



APOSTASÍA
Detente, Pensamiento.

PENSAMIENTO
Más fácil es querer parar el viento,
que en él se da distancia
y en mí no, pues desde una misma estancia
bajar puedo y subir de un mismo vuelo
de la tierra al abismo y de él al cielo.

APOSTASÍA
Con todo has de pararte
a mi fuerza esta vez.

(Luchan los dos)


PENSAMIENTO
Si he sabido
que el plazo que te ha dado
la Fe en aquel pasado
duelo intelectual, ha sido a efecto 
de que pienses el místico concepto
que incluyen las figuras y las sombras
que te representó ¿de qué te asombras
que, siendo el Pensamiento
quien las ha de apurar, discurra el viento,
por si en él vuelvo a vellas,
y te las traigo a ver qué infieres de ellas?

APOSTASÍA
Eso mismo quería
pedirte yo; y pues es alegoría,
los siglos discurramos
segunda vez, a ver si es que encontramos
segundas señas suyas.

PENSAMIENTO
No lo dudes,
que siendo el Pensamiento a quien acudes,
¿quién quita al Pensamiento
que finja fantasías en el viento?

APOSTASÍA
Dices bien; y pues no se dijo acaso
que la imaginación suele hacer caso,
vamos corriendo entupecidos velos.

PENSAMIENTO
¿Cuál el primero fue de tus desvelos?

APOSTASÍA
El ver a Magdalena
de tan soberbias vanidades llena
que en la pronunciación de siete vicios,
si no evidencias, motivaba indicios
de reinar siete espíritus en ella;
con que al verse tan bella
a su espejo decía:

(Sale , como asustada)

MAGDALENA
Huyendo he de ir aun de la sombra mía,
porque según me asombra,
temo que, tropezándome en mi sombra,
me he de impedir la dicha de que llegue
a aquellos pies, (a aquellos
cielos, diré mejor) donde me ciegue
el llanto, cuando al arrojarme a ellos
el raudal de mis lágrimas los riegue,
los enjugue el cendal de mis cabellos.

PENSAMIENTO
¡Qué notable portento!

APOSTASÍA
Pasme yo, pues pasmó mi Pensamiento.

MAGDALENA
Mas ¡ay!, que a tales pies ¿cómo me atrevo
a llegar si conmigo a mí me llevo?
Pero no desconfíe mi esperanza,
que es Hombre Dios y la desconfianza
tal vez le ofenderá más que el delito;
y más si solicito
no llegar a sus ojos
sin llevar arrastrando los despojos
que canten su victoria.
Va arrojando lo que dicen los versos.
Toma Soberbia, de tu vanagloria
los airones, que al aire que los riza
di, que pues fueron llama sean ceniza.




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