Un ocho sobre otro ocho tendido como
los amantes juntan sus cabezas para limar
con el tao de sus lenguas dos bolas de helado.
No buscas nada, nada temes, eres libre me dices
el movimiento de la eternidad cuando alternan
de la alfarería de sus labios al arte que
hay en imitar a la inversa el cono claro
con oscuro chocolate en su cima.
La C de la boca recibe la S de las lenguas
y de reglas inútiles se vacían como de saliva
las cabezas de quienes comparten el amor:
un barniz: glucosa en los labios
refleja y dobla a cualquiera hasta
comerse la cola como una serpiente.
en Al fin del mundo, 2011
Desde el VI Encuentro Internacional de Poesía del Valle de Colchagua
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