martes, mayo 03, 2011

“Operación Northwoods: cuando el estado mayor estadounidense planificaba atentados terroristas contra su población”, de Thierry Meyssan



La operación Northwoods se proponía convencer la comunidad internacional
de que Fidel Castro era tan irresponsable que representaba un peligro para la paz de Occidente.
Para ello, se plantea orquestar,
y luego imputar a Cuba graves daños sufridos por Estados-Unidos.





La operación Mangoose

En 1958 en Cuba, los rebeldes encabezados por los revolucionarios Fidel y Raúl Castro, Che Guevara y Camilo Cienfuegos derrocaron al régimen fantoche de Fulgencio Batista, el cual huye a refugiarse a los EE. UU. El nuevo gobierno revolucionario, que todavía no es comunista, pone fin a la explotación sistemática de la isla por un grupo de multinacionales estadounidenses (Standard Oil, General Motors, ITT, General Electric, Sheraton, Hilton, United Fruit, Est Indian Co) y los intereses de la familia Bacardi. Estas empresas que han perdido el gran negocio de hacerse millonarios explotando al pueblo cubano, convencen al presidente estadounidense Eisenhower para que derroque a los revolucionarios cubanos dirigidos por Castro.

El 17 de marzo de 1960, el presidente Eisenhower aprueba un «Programa de acciones clandestinas contra el régimen castrista». Su propósito es «sustituir el régimen de Fidel Castro por otro, más fiel a los verdaderos intereses del pueblo cubano y más aceptable para los Estados Unidos, por medios secretos que no dejen ver una implicación de la intervención militar estadounidense» [1].

El 17 de abril del 1961, una unidad de exiliados cubanos y mercenarios, dirigida más o menos discretamente por la CIA, intenta un desembarco en la Bahía de Cochinos. El intento fue un gran fracaso. El presidente John F. Kennedy, recientemente nombrado como gobernante en la Casa Blanca, se niega a dar la orden para que la US Air Force apoye a los mercenarios. Mil quinientos hombres quedan prisioneros de las autoridades cubanas. Kennedy desaprueba el intento y revoca al director de la CIA (Allen Dulles), al vice-director (Charles Cabell) y al director del Stay-Behind (Richard Bissell). Encarga a su consejero militar, el general Maxwell Taylor que realice una investigación interna, que no dará lugar a ninguna acción concreta. Kennedy se cuestiona sobre la actitud del Estado Mayor Conjunto, que había validado esta operación, cuando sabía que estaba destinada a ser un fracaso [2]. Todo parece haber pasado como si los generales hubiesen intentado implicar a Estados unidos en una guerra abierta contra Cuba.

El presidente Kennedy a pesar de haber sancionado los métodos y los fallos de la CIA, no cambió la política de hostilidad de Washington al régimen de la Habana. Para ello monta un «Grupo Especial Amplio» encargado de concebir y encabezar la lucha anticastrista. Este grupo se compone de su hermano, Robert Kennedy (attorney general), de su consejero militar (el general Maxwell Taylor), del Consejero Nacional para la Seguridad (Mc Gorge Bundy), del Secretario de Estado (Dean Rusk), asistido por un consejero (Alexis Johnson), del Secretario de Defensa (Robert McNamara), asistido por un consejero (Roswell Gilpatric), del nuevo director de la CIA (John McCone), y del Jefe de Estado Mayor (el general Lyman L. Lemnitzer).

Este Grupo Especial Amplio imagina un conjunto de acciones secretas clasificadas bajo el nombre de operación «Mangoose» (Mangosta). Para realizarlas, la coordinación operacional entre el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la CIA es confiada al general Edward Lansdale (asistente del Secretario de Defensa, encargado de las Operaciones Especiales, y por lo tanto director de la NSA). Mientras que en el seno de la CIA, una unidad ad hoc se constituye, el «Grupo W», dirigido por William Harvey.


La crisis en el seno del ejército

En abril 1961, el ejercito de Estados Unidos está atravesado por una crisis grave : el mayor general Edwin A. Walker, que originó los enfrentamientos racistas de Little Rock antes de ser nombrado al mando de la Infantería US estacionada en Alemania, es revocado por el presidente Kennedy [3]. Está acusado de desarrollar un proselitismo de extrema derecha en el ejército. Era miembro de la John Birch Society y de los auténticos caballeros del Klu Klux Klan.

La Comisión de Asuntos exteriores del Senado abre una investigación sobre las ramificaciones de los grupos de extrema derecha en el seno del ejército. Las sesiones son dirigidas por el senador Albert Gore (Tennessee), padre del futuro vice-presidente americano. Los senadores sospechan del jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Lyman L. Lemnitzer, de participar en los movimientos extremistas de Walker. Gore sabe que Lemnitzer es un especialista de operativos secretos: en 1943, había dirigido en persona las negociaciones que pretendían enemistar Italia con el Tercer Reich de Adolf Hitler y, en 1944, encabezó con Allen Dulles las negociaciones secretas con los nazis en Ascona (Suiza) preparando la capitulación de la Alemania (Operación Sunrise) [4]. Participó también en la creación de la red «stay-behind» de los Aliados, utilizando y enrolando sin vergüenza agentes nazis para luchar contra la URSS, y a la exfiltración [5] de criminales de guerra y contra la humanidad para que puedan escapar hacia América latina Pero Gore no logró demostrar su responsabilidad en dichos acontecimientos.

Una correspondencia secreta del general Lemnitzer, recientemente publicada, muestra que conspiraba junto con el comandante de las Fuerzas Estadounidenses en Europa (el general Lauris Norstad) y otros oficiales de muy alto rango para sabotear la política del presidente demócrata John F. Kennedy. Los militares denuncian la negativa o rechazo de Kennedy de hacer intervenir militarmente al Ejército en Cuba. Consideran también a los civiles de la CIA, responsables de la mala planificación del desembarco en la Bahía de Cochinos, y al presidente Kennedy como un cobarde por no haber permitido el apoyo de la US Air Force a los contrarrevolucionarios cubanos.

Para llevar adelante sus planes, estos militares extremistas estadounidenses imaginan crear o inventar un pretexto político para que Kennedy pueda intervenir militarmente en Cuba. Este plan, llamado operación «Northwoods» (Madera del Norte), da lugar a que se realicen estudios muy precisos -efectuados por el general William H. Craig- con la finalidad de avanzar en este proyecto. Más tarde el proyecto es presentado al Grupo Especial Amplio por el general Lemnitzer en persona, exactamente el 13 de marzo 1962.





La reunión se desarrolla en el Pentágono, en el despacho del Secretario de la Defensa, de las 14h30 (2.30 pm) a las 17h30 (5.30 pm) y termina de muy mala manera: Robert McNamara rechaza el plan en bloque, mientras que el general Lemnitzer se hace cada vez más amenazador. Este hecho provocó seis meses de hostilidad permanente entre la administración Kennedy y el Estado Mayor Conjunto, y dio como resultado que Lemnitzer sea enviado fuera del país. Se le nombró o recibió su nominación como jefe de las fuerzas de EE.UU. en Europa. Antes de irse, el general ordena destruir todos los documentos secretos del proyecto Northwoods, pero Robert McNamara, ministro de la Defensa del presidente Keneddy en esa época, archivó y conservó una copia del proyecto secreto que le habían transmitido dichos militares involucrados [5].



Atentados terroristas

La operación Northwoods se había dado como objetivo convencer a la opinión pública internacional de que Fidel Castro era extremadamente irresponsable y que representaba un peligro para la paz de Occidente y el mundo. Para ello, se plantea orquestar, y luego imputar a Cuba la responsabilidad de graves daños terroristas acontecidos en los Estados Unidos y contra sus intereses. He aquí algunas de las provocaciones previstas por los militares norteamericanos:

1. Atacar la base americana de Guantánamo. La operación se realizaría por mercenarios cubanos bajo uniforme de las fuerzas de Fidel Castro, incluiría varios sabotajes y la explosión del almacén de municiones, lo que necesariamente provocaría daños materiales y numerosas muertes entre la tropa estadounidense.

2. Hacer explotar un barco de guerra US en aguas territoriales cubanas, a manera de reavivar la memoria de la destrucción del acorazado US Maine, en 1898 (266 muertos), que provocó la intervención americana contra España [7]. El buque estaría en realidad vacío y todo sería teleguiado. La explosión se vería desde La Habana o de Santiago para que se disponga o acredite el hecho con testigos oculares civiles. Una operación de rescate se organizaría para dar más realismo. La falsa lista de las víctimas se publicaría en la prensa y los funerales serían organizados para suscitar la indignación de la opinión pública en los EE. UU. y el mundo. La operación sería lanzada cuando navíos y aviones cubanos estuviesen en la zona para poder imputarles el ataque.

3. Aterrorizar a los exiliados cubanos residentes en los EE. UU. organizando algún bombazo en sus locales de Miami, en Florida y hasta en Washington. Falsos agentes cubanos serían arrestados para disponer de confesiones. Falsos documentos comprometedores, establecidos de antemano, serían embargados y distribuidos a la prensa, para demostrar la implicación de terroristas cubanos de Fidel Castro.

4. Movilizar a las naciones cercanas a Cuba para que acrediten una amenaza de invasión. Un falso avión cubano bombardearía de noche la República Dominicana, u otro Estado de la región. Las bombas utilizadas serían por supuesto de fabricación soviética.

5. Movilizar a la opinión pública internacional. Para ello se había previsto la destrucción de un vuelo espacial habitado. Para lograr un golpe sensacional que conmueva las mentes, la víctima escogida habría sido el famoso astronauta John Glenn, primer estadounidense en haber recorrido una órbita terrestre completa de la Tierra (vuelo Mercury). Y en caso que todo esto no fuera suficiente se previó añadir una última provocación, la cual se estudió muy particularmente. Esta era:

6. «Es posible crear un incidente que demuestre de manera convincente que un avión militar de combate cubano atacó y derribó un vuelo chárter civil procedente de Estados Unidos con destino a Jamaica, Guatemala, Panamá o Venezuela». Un grupo de pasajeros cómplices, que podrían ser estudiantes por ejemplo, hubiesen embarcado a bordo de un vuelo chárter de una compañía fantasma bajo control de la CIA. A la altura de Florida, el avión cruzaría una réplica, un avión aparentemente idéntico, pero vacío y sin piloto. Les pasajeros cómplices regresarían a una base secreta de la CIA, mientras que el avión mantendría aparentemente su trayectoria. El avión emitiría mensajes de auxilio indicando que ha sido atacado por la caza cubana, y explotaría en vuelo.

La realización de estas operaciones implica necesariamente la muerte de numerosos ciudadanos estadounidenses, civiles y militares. Pero es precisamente el alto costo en vidas humanas que hace de tales acciones sean eficientes y cumplan su función manipuladora.


Layman L. Lemnitzer, el regreso

Para John F. Kennedy, Lemnitzer es un anticomunista histérico y fanático, respaldado por multinacionales sin escrúpulos. El nuevo presidente Kennedy entiende entonces el sentido de la advertencia de su antecesor, el presidente Eisenhower, cuando un año antes, en su discurso de fin de mandato declaró:

«Los responsables del gobierno, tenemos que estar atentos a la adquisición de una influencia ilegítima, que sea o no proyectada por el complejo militar-industrial. El riesgo de poder desarrollar o utilizar un poder usurpado existe y persistirá. Jamás debemos permitir que el peso de esta amenaza nos impida o nos arrebate nuestras libertades y procesos democráticos. Nada debe considerarse como absolutamente ganado. Sólo una vigilancia y una consciencia ciudadana pueden garantizar el equilibrio entre la influencia (lobby) de la maquinaria industrial y militar de defensa que hemos desarrollado y nuestros métodos y objetivos pacíficos, de tal forma que la seguridad y la libertad puedan desarrollarse armoniosamente». [8]

En definitiva, John F. Kennedy, se resiste a los generales Walker, Lemnitzer y a sus amigos, y se niega a involucrar a los Estados Unidos de América en una guerra a ultranza o abierta contra el comunismo en Cuba, en Laos, en Vietnam o donde sea. John Kennedy será asesinado el 22 de noviembre de 1963. [9]

El general Lemnitzer se jubila en 1969. Pero en 1975, mientras que el Senado inicia sus investigaciones sobre el rol exacto de la CIA bajo la administración Nixon, Gerald Ford, que asume el cargo de la presidencia, desde el escándalo Watergate que cesó a Nixon. Después de haber ayudado a enterrar la polémica, Ford lo solicita de nuevo para animar un grupo de presión (lobby), el Committee on the Present Danger (CPD - Comité sobre el Peligro Presente). Esta asociación es un invento de la CIA, entonces dirigida por George Bush padre. Hace campaña para promover el peligro que representa el comunismo soviético y otros enemigos eventuales. Figuran entre sus administratores, varios responsables de la CIA y Paul D. Wolfowitz (actual vice-Secretario de Defensa, a cargo de las operaciones en Afganistán). Paralelamente, Gerald Ford promueve al cargo de general de brigada al general William H. Craig, que había dirigido los estudios preliminares de la Operación Northwoods, como director de la National Security Agency (NSA). El general Layman L. Lemnitzer muere el 12 de noviembre de 1988.

En 1992, la opinión pública americana se cuestiona sobre el asesinato del presidente Kennedy después de la difusión de una película cinematográfica del realizador Oliver Stone donde demuestra las incoherencias de la versión oficial. El presidente Clinton ordena la desclasificación de gran cantidad de archivos del periodo presidencial Kennedy. En los antiguos documentos archivados del Secretario de Defensa Robert McNamara, Secretario de Defensa en la época de Kennedy, se encuentra la única copia existente del proyecto secreto «Northwoods».




Notas

[1] A Program of Covert Operations Against the Castro Regime, documento desclasificado de la CIA del 16 de abril de 1961.
[2] The Chairmen of the Joint Chiefs of Staff, Willard J. Webb et Ronald H. Cole, DoD, 1989. Swords and Plowshares, Maxwell D. Taylor, 1972.
[3] Ver nuestra investigación «Les Forces spéciales clandestines», in Les Notes d’information du Réseau Voltaire n° 235. Parar más amplios detalles, Edwin A. Walker and the Right Wing in Dallas, por Chris Cravens, South Texas State University, 1993.
[4] Les Secrets d’une reddition, Allen Dulles, Calmann-Lévy, 1967.
[5] Palabra utilizada en la jerga militar. Se refiere a la salida de una determinada área o zona la cual usualmente es territorio enemigo. La exfiltración es lo opuesto a la infiltración.
[6] Los documentos de la operación Northwoods han sido inicialmente publicados en Australia por Jon Elliston (Psy War on Cuba, The Declassified History of US Anti-Castro Propaganda, Ocean Press Ed., 1999) sin provocar de reacciones en Estados-Unidos. Fueron nuevamente utilizados por el periodista de ABC News, James Bamford en su historia de la NSA (Body of Secrets, Anatomy of the Ultra-Secret National Security Agency from the Cold War to the Dawn of a New Century, Doubleday Ed., 2001) suscitando entonces cierta emoción entre los historiadores.
[7] Entonces, Cuba era una colonia española. EE.UU intervino militarmente para poner fin a la colonización española de Cuba e imponerle un estatuto de protectorado.
[8] Dwight Eisenhower, Farewell Adress, 17 janvier 1961.
[9] JFK, Autopsie d’un crime d’État, William Reymond, Flammarion, 1998.





5 de noviembre de 2001
en Red Voltaire















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