sábado, octubre 30, 2010

"La una y la otra quebradas", de Christian Formoso








1

Seguirás creyendo en mí cuando me parta, cuando me vuele la cabeza por ti. Tengo sueño todo el día por tus manos, dilatadas mis pupilas con tus ojos, a un costado de tu casa abrir mis venas, y vaciar toda mi sangre a tus pies; me desvelo pensando con quien sueñas, el calor del río de la sangre, es poco persistente y doloroso.




2

Que encuentres tú mi cadáver, que no sea tu madre la bandera ondulada, que el viento no me lleve sin que me veas tú, porque por ti me hice el muerto, como un perro, y eso el olvido no merece.




3

Me recogiera tu mano y me sembrara, al fondo de tu patio y tu ventana, y me regaras con tu llanto por mí, por mí lloraras día y noche sin parar, y mi semilla fuera fértil en tus venas, y naciera en ti mi sueño y mi memoria, y tu sueño fuera yo dentro de ti, el sueño, el cementerio más hermoso, por nacer regado de tu llanto.





en El cementerio más hermoso de Chile, 2008














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