Nuestro sueño fue el vuelo
para alzar la iluminada circunferencia
La infancia era una pelota marcada por la sombra
de un árbol
Aún en cancha permanece
la música de los que bailaron con la lluvia
un viento leve volteando su cabellera
sin vida juegan pájaros con otro vuelo azul
entre los postes
Muchachos fuimos
y pateamos con la uña el sueño hacia adelante
No ha nacido todavía el que labre el sol con sus dedos
Hay un olor a piedra
a huesos secos en los baldíos terrenos donde
gambetas hubo
La lluvia es un interminable pájaro de barro
carretas que pasan
No hay otra cosa que un ojo cegado oculto en el polvo
y una mano con aserrín marcando las líneas del destino.
en La iluminada circunferencia, 2006
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