sábado, agosto 15, 2009

"La barbarie neoliberalista", de Elicura Chihuailaf





“En Chile viven dos razas distintas, una qe sigue las modas europeas, qe aprende en escuelas las ciencias; i en fin, qe vive bajo el influjo de leyes i gobiernos civilizados”; “la otra es la de los indios, qe aunqe son Chilenos también, porqe an nacido en el territorio de Chile i porqe poseen una gran parte de él, no son miembros de nuestra sociedad, no son nuestros compatriotas, porqe no tienen nuestro idioma, ni nuestra relijion, ni nuestras leyes, ni nuestras inclinaciones, ni nuestra fisonomía. Ellos, pues, forman una nación sin parentesco con la qe nosotros formamos: é aqí por lo qe constituimos dos razas diversas. Nosotros ablamos español i vivimos civilizadamente, porqe somos ijos de los españoles qe ora tres siglos desembarcaron en América, i qitaron a los indios por la fuerza los lugares en que emos nacido”. “Los indios a qienes los españoles qitaron estas tierras eran bárbaros y no civilizados como sus enemigos; i como no eran, por esto mismo, capaces de comprender todos los beneficios qe iban a resultar para este pais, desde qe cayese en poder de los guerreros i abitantes europeos, resistieron terriblemente, pelearon con tenacidad eróica para evitar qe se estableciese a su lado, en este territorio, la raza española de qe des cendemos nosotros: pero al fin fueron vencidos por nuestros padres i obligados a retirarse con su barbarie a los desiertos del Sud, dejando a la raza civilizada en libertad para que alzase sobre esta tierra todas las maravillas qe cria la industria, la ilustracion i las leyes; maravillas qe no pueden producir los salvajes”. Escribió -en 1845- el abogado argentino V.F. López, en su Manual de la Historia de Chile, a menos de cuarenta años de que el ejército chileno consolidara la violenta ocupación de nuestro país Mapuche (de que trajeran su “Pacificación” a nuestro país que vivía en paz y libertad).

Luego de leer estos fragmentos de la historia del Estado y de la sociedad chilena (irrefutable constatación de su arribismo, de su miedo a la identidad) y confrontarla con la realidad actual, me vuelvo a decir: Algo ha cambiado en Chile, mas ¿qué ha cambiado? Digo esto asumiendo la tristeza que implica hoy la palabra Chile. Me parece, que estamos entrando a un momento definitorio de nuestra convivencia. El pueblo Mapuche ha demostrado largamente su disposición al diálogo, pero el pueblo chileno –salvo minoritarios sectores- ha seguido dubitativo, sin sopesar la importancia de la Palabra (el arte de Escuchar), optando quizás por la resplandeciente ignorancia -esas “cuentas de vidrio”- que les oferta el neoliberalismo depredador de la naturaleza y de las conciencias.

Qué decir del Estado, sostenido por políticos que –con destacables excepciones- pertenecen (transversalmente) a la misma burguesía dueña de todo tipo de empresas y latifundios, y que nos “representa” y que nos inmoviliza con sus realities y con sus tarjetas plásticas. La fama y el mundo en nuestras manos. ¿Para qué sirve la poesía?

En el transcurso de la dictadura militar la derecha más brutal se otorgó el tiempo necesario para afinar sus estrategias de abuso del poder político, económico, judicial y comunicacional. Ahora se solazan con la angustia que provocan sus reiterados allanamientos a nuestras comunidades. Carabineros y civiles armados. Ninguna consideración con niños ni con ancianos. ¿Es la civilizada forma de gobernar?

“De no existir la convicción del valor de la conciencia, y su capacidad de prevalecer sobre los instintos, no se podría expresar siquiera la esperanza de cambio en cualquier período de la brevísima historia del hombre (...) En último término, los pueblos que vivían en esta área del planeta desde hace decenas de miles de años, hasta el famoso descubrimiento de América, no tenían nada de latinos, de ibéricos o de europeos; sus rasgos eran más parecidos a los asiáticos, de donde procedieron sus antepasados. Hoy los vemos en los rostros de los indios de México, Centroamérica, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay y Chile, un país donde los araucanos escribieron páginas imborrables”. Nos está diciendo Fidel en su reflexión del presente mes.










en El Periodista, 12 de agosto 2009









Fotografía: Héctor González de Cunco










No hay comentarios.: