lunes, julio 06, 2009

“Última noche”, de Aciro Luménics







Es la liviandad con que se toma, adopta, luce un determinado encuentro. Versos fantaseados entre copas. Frases que cobijan pensamientos sucios, despedidas, cálidos lamentos. Busco entre papeles un dibujo, una espera y un significado negro. Busco trazos, magnetismos, polos fríos con olor a azufre. El grado cero al polo sur. Amundsen, Barthes, Céline, se abrazan al interior de la cabaña. El tejado se ha venido al suelo. Las latas de comida han reventado. La nieve empieza ya a cubrirlo todo. Yo preparo, a la distancia, mi postrera noche. Trazo veinte líneas, borro algunas y especulo a medias; el espejo triza aquella imagen. Las paredes se derrumban por completo. El frío cuela hasta los huesos. Me recuesto a descansar, a pensar en las personas y hechos importantes. Poco a poco el sueño vence. Con solemnidad inútil muestro lo que queda de mis manos en el pecho y miro hacia la izquierda, todos han dejado de existir, todos son cubiertos, desaparecidos en la transparencia. Un islote blanco reaparece a mi derecha. Es el brillo que molesta, un adiós entumecido, es la sombra del final que no acontece.






en Seis mil relatos de ficción absurda, 1961










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