domingo, julio 05, 2009

"El tony chico", de Luis Alberto Heiremans

Fragmento



Juanucho ha ido a buscar unos recipientes con agua y ahora ambos proceden a sacarse el maquiñllaje. Esta operaciones prolonga a través de la escena siguiente y en todo momento el niño copia los gestos del hombre.

EMPERATRIZ: No me gusta quedarme sola a esta hora.
LANDA: Acompáñenos entonces. (A Juanucho.) Por qué habría de molestarnos, ¿no es cierto, Juanucho? Espera… primero te pones esta crema… un poco, eso es, y la refriegas bien…
EMPERATRIZ: Cuando acaba de terminar la función, hay como especie de vacío, ¿no le parece?
LANDA: Es el silencio. Después de los aplausos-
EMPERATRIZ: Es como una “solitude”. Por eso me gusta estar con Barón y Barahona. Los miro mientras ensayan sus ejercicios…
LANDA: Como esta tarde…
EMPERATRIZ: Y me da una tranquilidad… Es como si una pudiera mirar el mundo desde lejos, ¿sabe? Mirarlo desde arriba, girando entre los otros planetas en vez de estar metida dentro.
LANDA: (A Juanucho.) No, con ese trapo no, Juanucho. Así, ¿ves? Suave…
EMPERATRIZ: Usted sabe lo que es eso, ¿no es cierto?
LANDA: ¿Qué?
EMPERATRIZ: Mirar las cosas desde una altura. Sí, usted tiene que saberlo.
LANDA: ¿Por qué?
EMPERATRIZ: Ya se lo dije antes: tiene algo en la mirada, lo mismo que tenía Doménico, la mirada que ha vivido un momento en esa región de la que le hablo. ¿Es verdad, no es cierto?
LANDA: No sé, señora.
EMPERATRIZ: Y dicen que desde esa altura, todo se ve ordenado, limpio, perfecto, tranquilo.
LANDA: ¿Usted lo ha visto?
EMPERATRIZ: No. Pero Doménico me contó. Él lo vio una vez llegando a ese puerto, de noche, con todas esas luces y el mar como una sombra… ¡La val del Paraíso!... Por eso siempre quería volver. Por eso siempre estaba yendo y viniendo.
LANDA: ¿Y usted?
EMPERATRIZ: Yo lo acompañaba. Tal vez eso entorpecía su búsqueda.
LANDA: ¿Cómo así?
EMPERATRIZ: Porque yo permanecía acá abajo, ¿comprende? Yo en todo momento le recordaba lo que había acá, el desorden, el caos y la visión se le nublaba y el mundo llegaba a ser lo que es para todos nosotros: un planeta arrojado al azar en el cual debemos permanecer.
LANDA: Y usted cree que desde esa altura todo adquiere sentido.
EMPERATRIZ: Claro que sí. Los caminos se ordenan. Corran los campos en espacios regulares y las montañas se engarzan como los eslabones de una cadena y todo va a desembocar en un mar que, desde allá arriba, no tiene ni ruido ni oleaje sino que es como un cielo, aun más quiero que el cielo, más profundo y más definitivo.
LANDA: ¿Y las personas?
EMPERATRIZ: Allá arriba uno está solo, Landa. Por lo menos eso es lo que dicen.
LANDA: Y no se ve nadie.
EMPERATRIZ: A nadie.
LANDA: Yo estoy cansado de estar solo. De andar solo. De buscar solo. (Hunde de pronto su rostro en la vasija de agua y Juanucho lo imita. Ambos permanecen con los rostros chorreando agua, muy inmóviles, mientras Landa sigue hablando.) Es… ¿Cómo explicarle? Me parece que con tanto andar de un lado a otro he perdido algo y no he encontrado nada. ¿Cómo explicarle? Como si se me hubiera escapado lo que las cosas son. Lo que la vida en verdad esconde. Pienso… pienso que siempre he mirado desde una altura, como usted dice, y nunca he llegado a comprender lo que sucede entre los demás… acá abajo… ¿Cómo explicarle? Esta tarde cuando llegué acá y los vi a ustedes, me pareció que después de mucho tiempo veía cosas reales… cosas que en realidad sucedían, que estaban ahí frente a mí, que podía encontrar y tocar. Todo lo otro es algo que ha estado dentro de mi cabeza durante mucho tiempo, girando ahí, haciéndose cada vez más vago… más impreciso. Ahora quiero vivir con ustedes.
EMPERATRIZ: Landa…
LANDA: (Interrumpiendo.) No, señora. Quiero vivir aquí. Trabajar aquí. Seguir con ustedes. Salir a tomar con el Capitán. Enseñarle a Juanucho. Volver a ser como era antes.
EMPERATRIZ: ¿Antes?
LANDA: Antes que me agarraran las cosas. Antes que me sucediera lo que me sucedió.
EMPERATRIZ: ¿El amor?
LANDA: Sí, me enamoré. (Súbitamente.) Una vez estuve por casarme.
EMPERATRIZ: ¿Y?
LANDA: No me casé.
EMPERATRIZ: ¿Y siempre siguió enamorado?
LANDA: …Nunca volvió a ser lo mismo.
EMPERATRIZ: No se engañe, Landa. No le eche la culpa a nadie, ni siquiera al amor. Usted nunca fue como los demás. Estoy segura que de niño también subía a la cima de las montañas y miraba desde allí.
LANDA: Es cierto.
EMPERATRIZ: Y la mirada siempre iba dirigida hacia el horizonte. Y en las noches salía a caminar solo. O hablaba en voz alta y algo dentro de usted mismo le contestaba.
LANDA: ¿Cómo lo sabe?
EMPERATRIZ: Cuando uno ha querido a un hombre como yo quise a Doménico, Landa, la vida de ese hombre llega a ser la de una.










1964










No hay comentarios.: