Versión de Inti-Illimani
Un ojo dejé en Los Lagos
por un descuido casual,
el otro quedó en Parral
en un boliche de tragos;
recuerdo que mucho estrago
de niño vio el alma mía,
miserias y alevosías
anudan mis pensamientos,
entre las aguas y el viento
me pierdo en la lejanía.
Mi brazo derecho en Buin
quedó, señores oyentes,
el otro en San Vicente
quedó, no sé con qué fin;
mi pecho en Curacautín
lo veo en un jardincillo,
mis manos en Maitencillo
saludan en Pelequén,
mi blusa en Perquilauquén
recoge unos pececillos.
Se m’enredó en San Rosendo
un pie el cruzar una esquina,
el otro en la Quiriquina
se me hunde mares adentro,
mi corazón descontento
latió con pena en Temuco
y me ha llorado en Calbuco,
de frío por una escarcha,
voy y enderezo mi marcha
a la cuesta ’e Chacabuco.
Mis nervios dejo en Granero,
la sangr’en San Sebastián,
y en la ciudad de Chillán
la calma me bajó a cero,
mi riñonada en Cabrero
destruye una caminata
y en una calle de Itata
se me rompió el estrumento,
y endilgo pa’ Nacimiento
una mañana de plata.
Desembarcando en Riñihue
se vio a la Violeta Parra,
sin cuerdas en la guitarra,
sin hojas en el colihue;
una banda de chirigües
le vino a dar un concierto...
Desembarcando en Riñihue
se vio a la Violeta Parra.
en La Nueva Canción Chilena, 1974
El exiliado del Sur (Versión original grabada por Patricio Manns)
Un ojo dejé en Los Lagos / por un descuido casual, / el otro quedó en Corral / en un boliche de tragos; / recuerdo que mucho estrago / de niño vio el alma mía, / miserias y alevosías / anudan mi pensamiento, / entre las aguas y el viento / me pierdo en la lejanía. // Mi brazo derecho en Lanco / quedó, señores oyentes, / el otro por San Vicente / cayó, no sé con qué fin; / mi pecho en Curacautín / lo veo en un jardincillo, / mis manos en Maitencillo / saludan por Pelequén, / mi boca en Perquilauquén / sopla sobre un caramillo. // Se m’enredó en Tranapuente / un pie el cruzar una esquina, / y el otro en la Quiriquina / se me hunde mares adentro, / mi corazón descontento / latió con pena en Temuco / y me ha llorado en Calbuco, / de frío por una escarcha, / voy y enderezo mi marcha / por la cuesta ’e Chacabuco. // Mis nervios dejo en 'Collayque', / la sangr’en San Sebastián, / y en la ciudad de Chillán / la calma me baja a cero, / mi riñonada en Cabrero / destruye una caminata, / y en una calle de Itata / se me rompe el instrumento, / y paso por Nacimiento / una mañana de plata.
El texto de Violeta Parra es parte del capítulo LVIII
de las Décimas publicadas en 1966
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