sábado, mayo 23, 2009

“Kandinsky como un pretexto”, de Santiago Sylvester







Decimos el arte abstracto, por ejemplo,
y después hablamos de un color que crece,
de una línea en movimiento,
de un punto que toca fondo;
y sabemos que detrás de todo eso
existe una seguridad desesperada.

Sin embargo ya no se trata de significaciones
sino de saber qué haremos con la perfección
mientras la materia pierde peso,
el orden se contradice
y la armonía nos envuelve con una telaraña equilibrada
que tampoco escapa de la corrupción.





en Libro de viaje, 1982










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