Me han contado que en Pompeya entre las ruinas
dejadas por el paso de la lava
una vez se hallaron mezcladas con vasijas
que la ceniza
conservó y perros que ahora duermen bajo
el polvo
dos figuras que hacían y deshacían el amor
en aquel temprano día del año 79
enlazados en ese abrazo que como se ha visto
pudo más que la muerte
Nadie sabrá nunca en que sístole en que diástole
estos cuerpos detuvieron su feroz armonía
Ningún arqueólogo ningún historiador
podrá contarnos con qué furor se amaban
cuando el Vesubio los cubrió de materia ardiente
(ellos creían al principio que se trataba
del calor maravilloso que generaban sus cuerpos)
Pero los que ahora hacemos
El amor sobre esta isla –y sobre esta otra isla
enorme que es la tierra— los que violamos
la soledad simulada de los parques
los que huimos
a escapadas a cuartos silenciosos en los que
dejamos
toda la alegría y toda la tristeza del amor
conocemos sin embargo esa especie de furia
en que estaban envueltos
Esas figuras que ahora descansan en una sala
de museo
(algunos las confunden con estatuas)
dejaron a medias la hermosa actividad de sus
piernas
no llegaron a decirse sus nombres al oído
(no gritaron siquiera cuando la lava los cubría)
Pero el fuego del Vesubio no acabó con su fuego
que ahora arde en los parques quema los
preceptos
de las más extrañas iglesias estalla en los finales
de nuestras celebraciones
de Maravilla del mundo, 1989
Colaboración a Dscntxt de Raúl Porto
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