Aún persisten en las murallas los gritos
i el caos que se dieron entre sombras.
Solo en su rincón recuerda los pasos seguidos
i el sol levantándose ese oscuro día.
Nada debió pasar.
En los jardines sólo sangre i escombros de naranjos.
El calor en los rostros sin caras.
Los pájaros han dejado de cantar
i han tornado sus ojos al acero.
Un pájaro.
Los aires han cambiado otra vez.
Ellos miran a través del tiempo a los fantasmas,
que miran desde el otro lado del espejo ardiente
el espanto de un mundo continuamente ajado.
Las cenizas que entran por las narices carcomen
por dentro a vírgenes i culpables.
La caída, una vez más, del aire que abandona.
Pintura original: La Moneda ardiendo, de Nemesio Antúnez Zañartu
1974 / Óleo-Tela 98x131
Poema basado en «Threnody for the victims of Hiroshima» de Krzysztof Penderecki,
pieza compuesta en 1959. Este texto pertenecía al poemario Breaking Glass,

1 comentario:
Desgarrador. Intenso. Me imagino a la sinfónica de Cracovia y como telón de fondo un gran hongo atómico en el horizonte.
Gracias por las palabras sobretodo en este día de ni perdón ni olvido.
;P
Publicar un comentario