Julio Oliva García, presidente del sindicato de trabajadores del periódico oficial del Partido Comunista chileno, El Siglo, es genéticamente comunista. Sus padres, ambos comunistas, lo concibieron durante un paseo del partido en 1965. Su abuelo, Gabriel García, recibió su primera cédula comunista en las salitreras nortinas en la década del 30 del siglo pasado. Gabriel vivió todas las represiones imaginables y fue presidente del Sindicato de la Imprenta Horizonte, expropiada por el pinochetismo, y por la cual, el Partido Comunista recibirá pronto, a modo de indemnización, casi 6 mil millones de pesos (más de 12 millones de dólares). Su padre fue Julio Oliva Villalobos, dirigente sindical de MADECO a la hora del golpe de Estado de 1973. Allí lo detuvieron los militares y estuvo preso en la Fuerza Aérea, en el Estadio Chile (hoy, Víctor Jara) y permaneció cautivo un año en Chacabuco. A fines de los 70, Julio Oliva Villalobos se integró a los grupos que posteriormente constituirían la fuerza armada del partido. Fue parte del Frente Cero y fue uno de los primeros miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El 23 de agosto de 1984 cayó combatiendo luego de una recuperación de material militar realizada en un conjunto de armerías del centro de Santiago. Julio Oliva García entró a las Juventudes Comunistas en 1980, cuando tenía 15 años. Dice que en el Pedagógico tuvo la oportunidad de "conocer a personas tan hermosas, como el militante del MIR, Eduardo Vergara Toledo". Terminada la dictadura militar, Julio fue miembro del Comité Central del PC, candidato municipal por San Joaquín, candidato a diputado por la circunscripción de La Florida por el Pacto de izquierda Juntos Podemos, y actualmente es vocero de la organización de Derechos Humanos, "La Funa", que denuncia en su propia casa o trabajo a los agentes probados del terrorismo estatal que desaparecieron, ejecutaron y torturaron a militantes y simpatizantes de la Unidad Popular, y que hoy permanecen impunes. Ahora le toca ser presidente del Sindicato de Trabajadores del órgano oficial del Partido Comunista de Chile, "El Siglo". Allí ocupó el cargo de Editor General y dejó 18 años de su vida. El Sindicato lleva 5 meses de huelga, la más larga del siglo, según la Dirección del Trabajo.
El conflicto
¿Cuál es el origen de la huelga?
La crisis coincide con la llegada de Francisco Herreros a la dirección del periódico el 2003. Los periodistas, fotógrafos y redactores, hasta su llegada, veníamos trabajando como equipo desde hace más de 10 años. Nosotros siempre tuvimos la idea de que El Siglo dejara de verse como el órgano oficial del PC para que fuera una revista más amplia, hecha para el conjunto de la izquierda. La línea editorial siempre estuvo garantizada para el PC, pero la idea es que pudiéramos llegar a los más vastos sectores. Nuestra manera de trabajar era absolutamente colectiva y el objetivo era entregar un producto de calidad al pueblo. Con la llegada de Herreros, se acaba el trabajo colectivo, Él es el que hace las pautas y las portadas, y nos informó que El Siglo es ya una empresa que debe financiarse y que cuando aparezcan utilidades, se nos subirá el sueldo, congelado desde el 2001. Yo, el más antiguo y el que más ganaba, obtenía $ 270 mil pesos de salario mensual (poco más de 500 dólares), y el peor pagado $ 140 mil pesos (menos que el sueldo mínimo). Francisco Herreros le pone un sello a El Siglo restringido al puro quehacer partidario. En marzo de 2006 estalla la crisis cuando nosotros, después de mucho tiempo, pedimos una reunión con los dueños del periódico, es decir con la dirección política del PC, para hacerle ver lo que considerábamos que no estaba funcionando bien en la publicación. Inmediatamente vino el despido de algunos compañeros, lo que gatilló la decisión de formar el Sindicato de Trabajadores de la Editorial Siglo XXI.
¿No hicieron gestiones anexas considerando que muchos de los trabajadores eran militantes históricos?
Tratamos siempre de provocar un acercamiento hacia el partido para resolver rápido el problema, pero los intentos no fructificaron. Mientras tanto, nosotros seguíamos trabajando. Posteriormente, presentamos nuestro proyecto de Negociación Colectiva. La empresa jamás reconoció nuestra condición de sindicato, pese a que este hecho fue ratificado legalmente por la propia Dirección del Trabajo. El 2 de octubre de 2007 comenzamos la huelga, luego de lo cual ha habido una serie de acciones judiciales por ambos lados. Paralelamente sostuvimos conversaciones con un miembro del PC que hizo de intermediador, a quien le expusimos que el conflicto podía terminar al momento de que nos pagaran 20 millones de pesos a repartirse entre 8 trabajadores por concepto de indemnizaciones. Se nos negó este arreglo también. Y así llevamos 5 meses de huelga, la más larga del siglo en Chile.
El Siglo en huelga en los kioscos
¿Cómo enfrentaron la huelga?
Nosotros decidimos hacer una huelga, trabajando. Así llevamos 6 números del periódico El Siglo en Huelga, cuyos últimos 3 números están a la venta en todos los kioscos del centro de Santiago, gracias al apoyo de la Confederación de Suplementeros.
¿Qué opinan los militantes ante su movimiento?
Ha habido tres reacciones por parte de la militancia comunista. Una parte, correspondiente a dirigentes y funcionarios del PC o de gremios que dependen económicamente del partido, ha hecho una defensa muy cerrada de la postura de la dirección del partido, y nos ha acusado de traidores, agentes de la CIA , etcétera. Pero ese es un círculo muy reducido. Otra militancia se nos ha acercado para saber más y conocer los dos lados. Ella nos dice que ojalá nos vaya bien. Es más bien una solidaridad de palabra. Y existe una tercera respuesta de un importante sector de dirigentes y militantes que nos ha brindado una solidaridad mucho más activa. Nos ha ofrecido recursos, mercadería y ha enviado cartas a la dirección para que se resuelva el tema. Y fuera del PC, hemos contado con el amplio apoyo de los sindicatos y sus dirigentes, debido al contrasentido que expresa nuestra situación. Al respecto, la peor propaganda contra el partido la ha hecho la propia dirección al dilatar la solución del conflicto.
¿Serían distintas las cosas con la extinta Gladys Marín a la cabeza de la organización?
No es por decir que la compañera Gladys haya sido una mujer perfecta, pero yo creo que ella habría tomado cartas en el asunto cuando recién comenzó el conflicto. Una de las principales preocupaciones de Gladys era que todos los trabajadores de El Siglo tuviéramos contrato.
La razón política
¿Existen elementos políticos involucrados en la huelga?
Un conflicto laboral siempre es un conflicto político. Eso lo aprendimos tempranamente en el partido. Las imposiciones del nuevo director de El Siglo no sólo son formales. Aquí nos encontramos con censura contra dirigentes sociales, como la prohibición de que apareciera en el periódico una de las líderes de la rebelión pinguina, María Jesús Sanhueza, porque se habría peleado con la dirección de la Jota. Otro afectado fue Lautaro Huanca, dirigente de los pobladores de la comuna de Peñalolén, por similares razones que María Jesús. Lo mismo con los pobladores de la organización de deudores habitacionales Andha Chile a Luchar. Y después hubo censuras políticas más delicadas. Ya no pudimos publicar nada sobre la corrupción del gobierno, aunque tuviéramos todos los antecedentes, porque la dirección decía que no. Obviamente con el objetivo de no entorpecer las negociaciones con la Concertación para terminar con el sistema binominal, y obtener eventualmente algunos cupos en el parlamento.
¿Qué significa esto?
Esto demuestra un viraje político que se traduce en un alejamiento de la izquierda aglutinada en el Juntos Podemos y un acercamiento a la Concertación. Para la segunda vuelta en las presidenciales, el partido comenzó a llamar a votar por la Concertación, y hasta bajaron las ventas del periódico. Esto va aparejado a que El Siglo se ha convertido en una revista institucional de la dirección partidaria, casi una publicación de relaciones públicas. En este sentido, el equipo de trabajadores en huelga de El Siglo estaba resultando un estorbo.
¿Cómo se llega a la dirección de El Siglo?
Francisco Herreros, el director, lleva un año de militancia. Sin embargo, El Siglo siempre fue dirigido por alguien de la Comisión Política o del Comité Central: Luis Corvalán, Volodia Teiltelboim, Jorge Insunza, Rodrigo Rojas, Juan Andrés Lagos, Claudio de Negri, Fernando Quilodrán, etcétera. Esto le llama mucho la atención a la vieja militancia.
El PC profundo
¿Cuál es el estado de salud del PC?
Hoy hay una crisis muy seria en el partido. Sobre todo en lo correspondiente a la democracia interna. Hay un par de grupos que se han hecho de la dirección del partido. La normativa interna del PC en la actualidad, impide el desarrollo de nuevos liderazgos y del ingreso de nuevos militantes a las direcciones. Otro problema es que un porcentaje alto de los miembros del Comité Central son "funcionarios de local" del PC, pero dejaron de ser activistas.
¿Qué diferencias adviertes entre el PC que luchó contra la dictadura y el actual?
Con la política de Rebelión Popular de Masas, con la superación del llamado "vacío histórico" a través de la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, durante la dictadura también el militante comunista fue formado como un revolucionario íntegro. Sin embargo, esta política fue desarticulada terminada la dictadura. Por eso yo creo que la gran mayoría de los comunistas de los 80 está fuera del partido. Hoy el Partido Comunista no alcanza los 4 mil militantes en todo el país. En realidad, los comunistas están fuera del partido. Yo creo que hay gente que se fue para la casa, aburrida de luchar contra esta muralla antidemocrática. Pero también hay gente que no milita, pero sigue en organizaciones sociales, en sindicatos, ayudando a la reconstrucción de los trabajadores y el pueblo.
¿Cuáles son las prioridades del PC hoy?
Hace mucho tiempo que en el partido no existen políticas hacia los trabajadores, hacia los pobladores. Paulatinamente, el Partido Comunista se ha ido convirtiendo en un partido "ciudadano" como el Partido Por la Democracia (el PPD de la Concertación), donde más valen treinta segundos de televisión que el trabajo que pueda hacerse con las bases. Esto ha provocado que, cada vez más, el PC tenga menos incidencia real.
Ante tu diagnóstico, ¿qué horizontes adviertes?
Yo creo que pueden haber diferentes salidas. Pero hay que construir una. Hay gente que todavía piensa que desde el interior del partido se pueden cambiar a estas direcciones "estalinistas y socialdemócratas". Sin embargo, me parece que lo que cabe hacer es procurar conformar un movimiento de los comunistas, o de refundación comunista. Que, primero, nos retorne a los principios de Luis Emilio Recabarren (fundador del PC), a recuperar el sentido de clase del partido. Y luego repensar la política de Rebelión Popular de Masas, que le dio el contenido revolucionario completo a la organización.
¿Es decir privilegiar la lucha y todas sus posibilidades?
La confrontación entre las clases siempre existe. Y, por tanto, siempre hay que estar preparados íntegramente. Teórica y materialmente. Porque cuando avance la lucha de los trabajadores y el pueblo nos vamos a encontrar con las resistencias de la minoría privilegiada. Hoy no se sigue solamente explotando a los trabajadores, sino también asesinándolos. Ahí tienes los casos de Rodrigo Cisternas, de los jóvenes mapuches, del estudiante Daniel Menco. Los organismos de seguridad siguen funcionando.
¿Cómo evalúas el panorama de la izquierda chilena?
Aquí tenemos que reconstituirnos como izquierda. Esta debe ser una época de mucha generosidad. Deben dejarse de lado rencillas antiguas. Nuestro horizonte son los trabajadores y el pueblo. Tenemos que ponernos de acuerdo en cuestiones bastante generales, pero no por ello, menos potentes.
El periódico El Siglo en Huelga cuelga perceptible y contradictoriamente junto a El Siglo "oficial" en uno de los costados de un kiosco en plena Alameda, arteria central de Santiago de Chile. Algunos capitalinos se detienen, tratando de entender. Lo cierto es que algo está ocurriendo en el que fuera el Partido Comunista más grande de Latinoamérica luego del cubano. Y sus militantes tienen el derecho y el deber de expresar sus discrepancias. Desde la izquierda y para bien de las luchas que se avecinan.
Fotografía: Portada del periódico El Siglo, 11 de septiembre de 1973
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