jueves, noviembre 08, 2007

"El poder afrodisíaco de la Coca Cola", de Valérie Tasso




20 de marzo de 1997


Hoy he recibido una llamada de Hassan en la oficina. Hassan... Hace dos años que no sé nada de él. «Cabrona —es lo primero que me ha dicho—, desapareciste del mapa. Pero ves cómo sé donde encontrarte. Tengo que ir a Barce­lona esta semana, para mi periódico. Me gustaría verte.» Hassan...

Tuve una relación de dos años (no seguidos) con Hassan. Te­nía (¿tiene todavía?) una predilección especial por introducirme en la vagina botellas vacías de Coca Cola. Primero me las ha­cía beber y luego... No sé a qué se debe esa obsesión por la Coca Cola, mejor dicho, por la botellita. Creo que debe de tener comple­jo con su pene que, la verdad sea dicha, no tiene grandes cualida­des ni morfológicas ni artísticas.

Aparte del sexo, hablábamos poco, pero compartíamos los tex­tos de El Principito de Saint-Exupéry, y sueños sobre lo que debía ser una verdadera historia de amor, suspirándonos el uno al otro. Pero siempre he sabido que no era mi historia de amor. Él es ma­rroquí y yo francesa. Y de alguna forma me tenía como amante para sentir que jodia a toda Francia y su colonialismo.

Así que hoy, nada de sexo, pero una llamada y buenas perspec­tivas...








en Diario de una ninfómana, 2004





No hay comentarios.: