martes, julio 10, 2007

«V de Vendetta», de Alan Moore y David Lloyd

Extractos




I

Voz en off de una joven mujer.



Recuerda, recuerda. El cinco de noviembre. La traición de la pólvora. Y el complot. No hay por qué tal traición. Jamás se ha de olvidar. ¿Pero qué tal el hombre? Sé que se llamaba Guy Fawkes... y sé que en 1605 trató de volar la Casa del Parlamento. ¿Pero quién era él realmente? ¿Cómo era? Nos dicen que recordemos la idea, no al hombre… porque los hombres fallan. Los pueden atrapar, los pueden matar y olvidar. Pero 400 años después, una idea todavía puede cambiar el mundo.

Yo he visto el poder de las ideas. He visto a gente matar en su nombre… y morir defendiéndolas. Pero uno no puede besar una idea. No puede tocarla ni abrazarla. Las ideas no sangran, no sienten dolor. No aman.

Yo no extraño una idea si no a un hombre. Un hombre que me hizo recordar el 5 de noviembre.




II

Un predicador furibundo en la pantalla de un televisor.



Entonces leo que los ex Estados Unidos necesitan provisiones médicas al grado que nos mandaron varios contenedores de trigo y tabaco. Como «gesto de buena voluntad». ¿Quieren saber qué opino? Como están viendo mi programa, supongo que sí. Es hora de que las colonias sepan lo que pensamos de ellas. Es hora de desquitarnos por una fiesta de té que hicieron hace siglos. Vamos al muelle esta noche a tirar esa basura donde debe ir todo lo de los «Esfínteres Ulcerados». ¿Quién está de acuerdo? ¿Quién está de acuerdo? ¿Les gustó? EUA, «Esfínteres Ulcerados de Ano-rica». ¿Qué más podemos decir? Era un país que tenía absolutamente todo… y veinte años después, ¿qué es? Una colonia de leprosos. ¿Por qué? Por falta de fe en Dios. Déjenme repetirlo. Falta de fe en Dios. No fue la guerra que iniciaron ni la plaga que crearon. Fue el Juicio. Nadie escapa del pasado. Nadie escapa del Juicio. ¿Creen que no está allá arriba? ¿Que no cuida a este país? ¿Qué otra explicación hay? Nos puso a prueba y salimos adelante. Hicimos lo necesario. Islington. Enfield. Yo estuve ahí, lo vi todo. Inmigrantes. Musulmanes. Homosexuales. Terroristas. Degenerados llenos de enfermedades. ¡Se tenían que ir! ¡Fuerza por la unidad, unidad por la fe! ¡Yo soy un inglés devoto y estoy orgulloso de serlo!




III

Un hombre enmascarado.



«Las muchas villanías de la naturaleza se le amontonan. Despreciando la suerte con su acero humeante de ejecuciones. Somos dignos de censura. Y es cosa muy probada que con rostro devoto y obras piadosas tapamos al mismo diablo».




IV

Diálogo entre el enmascarado y una joven mujer.



- ¿Quién es usted?
- «¿Quién?» (Pausa) «Quién» es la forma que sigue al «qué» y lo que soy es un enmascarado.
- Eso ya lo veo.
- Por supuesto. No cuestiono sus poderes de observación. Señalo la paradoja de preguntarle a un enmascarado quién es.
- Ah, entiendo.
- Pero en esta auspiciosa noche permítame a falta de un apelativo más común insinuar la naturaleza de este personaje dramático. ¡Voilà! Está viendo a un veterano de las variedades hacer el papel de víctima y villano por los caprichos de la vida. Esta apariencia no es mera vanidad. Es el vestigio de una vox populi ahora desaparecida. Pero esta valiente visita de un fastidio pasado cobra vida y ha hecho un voto de vencer a los virulentos vanguardistas del vicio... violadores violentos y voraces de la voluntad. El único veredicto es la venganza, la revancha como un voto, no en vano, pues el valor y la veracidad de tal algún día vindicarán al vigilante y al virtuoso. Esta verborrea se vuelve más verbosa, así que déjeme agregar que es un placer conocerla. Puede llamarme «V».








2005













1 comentario:

Orochi rob dijo...

mi fav movie XDDDD, thanks for this!