martes, abril 24, 2007

El poema de Gilgamesh

Fragmentos de la Tablilla II


II


«Porque hice que rivalizara contigo».
Mientras Gilgamesh revela su sueño,
Enkidu se halla sentado ante la ramera
y la acariciaba y la desvestía.

Enkidu olvidaba dónde nació.
Durante seis días y siete noches
Enkidu salió, cohabitando con la ramera.
Después la ramera abrió la boca,
hablando así a Enkidu:

–«Según te veo, Enkidu, te has hecho como un dios;
¿Por qué motivo con las bestias salvajes
recorres la llanura?
¡Levántate! Te guiaré
a Uruk, la de amplios mercados,
al templo santo, morada del dios Anu.
Enkidu, levántate. Te guiaré
al Eanna, morada del dios Anu.
Es en Uruk donde vive Gilgamesh, cabal en sus hazañas.
Y tú, como(...).
Lo amarás como a ti mismo.
¡En pie! Levántate del suelo,
que es el lecho de los pastores».

Enkidu escuchó con agrado sus palabras
y el consejo de la mujer
penetró en su corazón.
Tomó ella uno de sus vestidos
Y se lo puso al hombre;
con la otra prenda
se vistió a sí misma.
Luego, tomándolo de la mano,
como si fuera su hijo, lo guió
hacia los fértiles pastos
donde se hayan los rediles
hasta el lugar donde comen los pastores.




IV


Festejó.
Cuando Enkidu levantó los ojos,
contempló un hombre.
Dice a la ramera:
–«¡Trae a ese hombre, moza!
¿Por qué vino aquí?
Hazme oír su nombre».

La ramera llamó a aquel hombre,
Al cual se acercó preguntándole:
–«Hombre, ¿ A dónde te apresuras ?
¿Cuál es el objeto de tu penoso viaje?»

El hombre abrió la boca,
diciendo a Enkidu:
–«En la Morada del Consejo son detenidos,
en verdad, los destinos de los hombres.
El hombre por culpa de la ciudad
se ve abrumado de prestaciones.
¡Los campos son lugares de gemidos!
¡Por orden del rey de Uruk, la amurallada,
se arrastra al pueblo a los cautivos!
¡Por orden de Gilgamesh, el rey de Uruk, la amurallada,
se arrastra al pueblo a los cautivos!
En la Casa del Consejo se ha (entremetido),
la que se reserva para la gente, }
(...) para el matrimonio.
En la ciudad ha acumulado profanación,
imponiendo extrañas cosas a la infausta ciudad.
Para el rey de Uruk, la de amplios mercados,
el tambor del pueblo suena para la elección nupcial.
Para Gilgamesh, rey de Uruk, la de amplios mercados,
el tambor del pueblo suena para la elección nupcial
a fin de que con legítimas mujeres se ayunte.
Él es el primero,
el marido viene después.
La mujer impuesta por la suerte
es pronto fecundada por el hombre.
Y luego, luego la muerte.
Por el consejo de los dioses así fue ordenado.
¡Al cortar su cordón umbilical
Así se decretó para él!»

Al oír estas palabras del hombre,
el rostro de Enkidu palideció.

No hay comentarios.: