El color como drama.
Como luz, la vehemencia.
Como línea, la urgencia
del rapto y de la llama.
Torres de sangre, abiertos
cielos convulsionados,
horizontes quemados
en ciudades de muertos.
Todo es furia y bandera,
estandarte aturdido.
Todo, mar y expandido
caballo a la carrera.
Sin rienda ni atalaje,
luna desguarnecida,
la Libertad, crecida,
cabalga el oleaje.
Pasión en movimiento,
pintor en arrebato.
Tu paleta, un retrato:
la elocuencia del viento.
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