38.
Por ahora no sé quien eres.
ni adónde estás siempre.
Sé que nos ha tocado vivir
en la misma ciudad
y en un mismo país de la tierra
al mismo tiempo.
Y eso me basta.
Hoy es de noche, pero mañana
saldré como ayer en tu busca.
Estoy seguro sabré reconocerte.
Por si acaso, para que sepas.
andaré como siempre,
con anteojos negros y bastón blanco.
32.
Los niños se columpian.
Los niños se encaraman a los árboles.
Los niños comen fruta verde.
La fruta verde da diarrea.
Las niñas usan cintas en los cabellos.
Las niñas saltan a la cuerda.
Saltan los corderos y cabritos.
La nieve se deshiela por primavera.
Los ríos crecen con el deshielo.
Los torrentes bajan de las montañas.
El torrente salta de roca en roca.
El agua forma remolinos al pasar sobre las rocas.
Retornan las aves migratorias.
La savia despierta en primavera.
El picaflor resucita.
Avanza la estación.
El poema avanza.
El tiempo avanza.
El autor es un hombre de edad avanzada.
3.
Andan los relojes.
Andan los planetas.
¿Cómo andamos?
Ando a tropezones.
Ando enfermo.
Ando con hambre.
Ando sin plata.
Ando andrajoso.
Ando sucio.
Ando solo.
Ando con miedo.
Ando huyendo.
¡Andate! me dijeron.
Andan tras de mí.
Ando por los andenes.
¡Andando!
Adiós.
Los Andes están nevados.
Publicados en La Ciudad, 1979.
Su libro Relación Personal en
http://bibliotecadescontexto.blogspot.com/2007/11/relacin-personal.html
5 comentarios:
Hermoso andar...
Desde la madrugada nublada porteña, anais i.
PD: En EL OJO BLINDADO acaba de iniciarse la muestra URBANIDADES.
Irán apareciendo de a una, siete imágenes. PAsen, vean y comenten...
Precioso poema y pensar que son fragmentos de un poema unitario. Nunca había leído a Millán, mil gracias por la sugerencia.
me enteré de la muerte de Millán: una sorpresa que empieza de a poco a retraerme, a conmoverme, a atraerme. Lo había dejado de leer. Antes, una vez, leí poemas de Millán por diversos parques de la ciudad, en las pausas del columpio, bebeiendo una botella de Vodka, riendo y conversando a la salida de un cine, en compañía de un anciano abandonado a sí que me contaba que la si poesía lo acompañaba, se sentí rodeado de riqueza...
el poema 32 indica algo de la lucidez de Millán respecto a la muerte, de cara al traspaso del tiempo...
gracias por el homenaje.
A.
Hermoso poema...
Postal para Gonzalo Millán.
Hable hace unas semanas con Millán por teléfono. Él Santiago, yo en las praderas de St. Louis en el Midwest. Hablamos un rato, como siempre hemos hablamos: de todo un poco, con calma, sin derroche. Antes de que colgáramos, me pidió que le mandara una postal de las Cahokia Mounds, un pequeño sitio arqueológico que está en la ribera del río Missouri. Es un lugar más o menos desconocido, pero impresionante— las Cahokia Mounds están muy lejos de tener la majestuosidad de otras ruinas prehispánicas. Al contrario, parecen simplemente unas colinas, un montículo de tierra con pasto. En realidad eso son: miradores hechas por los antiguos habitantes de la zona. La vista desde su discreta cima es avasallante. No me impresionó que Millán las conociera. De hecho cuando me las mencionó pensé en que tienen eso de secreto desconcertante que tiene también su poesía, una extrañeza que se disimula en la discreción: sutileza y terror. Pensaba pasarle la foto cuando fuera para Chile en diciembre. No puede. Se la mando aquí, con mi pena, mi vacío y mi amistad.
Francisco Leal
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