domingo, noviembre 17, 2019

«Aguas servidas», de Carlos Cociña




4b

La historia no tiene importancia para los implicados en la flagelación, y el que sea viernes es determinante en la fuerza de los golpes que recibe el posible cadáver, ya sea porque no se sabe o por la premeditada necesidad de eliminar uno a uno los presuntos hombres no consultados en el desarrollo nacional.

Cuando ya no se tiene casi ojos por los violentos cambios de luz entre la celda y el patio, cuando los ojos ya no responden para observar si se está orinando en el pantalón o en el suelo, estos ojos son capaces de fijarse en la ausencia de luz para identificar algún rasgo en la cara del hombre.

La boca ha aprendido a hablarse los nombres de cada uno de los nombres que vale la pena recordar.

Hay que buscar la sílaba muerta para tener junto a la piel la cara de todos esos cuerpos.

Hay que nombrar el agua en la boca más seca, agua nombrada en el río, en el agua, sin color ni forma, sólo agua en el agua, que ya no es más nombre sino agua en el cerebro.



1973-1980






en Poesía Cero, 2017

Antologadores: Carlos Almonte y Juan Carlos Villavicencio

Descontexto Editores


























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