sábado, abril 12, 2014

“Yo sentí un funeral en mi cerebro”, de Emily Dickinson









Yo sentí un funeral en mi cerebro,
y dolientes yendo y viniendo
marcharon, marcharon, marcharon hasta
que el sentido se me salía.

Y cuando todos ya estaban sentados,
los oficios como un tambor
sonaron, sonaron, sonaron hasta
que mi mente se oscurecía.

Y los oí levantar una caja
y crujir a través de mi alma
con sus zapatos de plomo de nuevo.
Y el espacio empezó a doblar,
como si fuera el cielo una campana
y el ser solamente un oído,
y yo y el silencio una raza extraña,
naufraga, solitaria, aquí.



en Antología de la poesía norteamericana, 2007
















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