Premio Nacional de Literatura 2025
Romero, asesino de profesión, se vanagloriaba de ser un hombre de palabra. Al conocer a Raquel sintió una súbita comezón en su orgullo. La invitó a cenar, la enamoró y por la mañana, cuando el sol caía plácido sobre los cabellos de la mujer, le disparó entre los pechos por el simple y estúpido placer de cumplir un contrato.
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