martes, julio 22, 2025

«Memoria de Garcilaso el Inca», de Javier Sologuren




 
En todo amor se escucha siempre 
la soledosa vena de agua
donde se copia ausente
un rostro vivo que fue nuestro.

El agua surge, el agua nombra, 
con suaves labios transparentes, 
la vieja cima sola
y unas palabras en rescoldo.

El amor es asi. Nos siembra 
sol en el alma, y con el agua 
cánticos de la tierra
nos traen anhelos memoriosos.

Paloma triste de mi madre 
abre en mi pecho la nostalgia; 
Córdoba es adusta, y cae
en mí un ocaso susurrante.

Mi padre cabalgando, en marcha, 
en hierro gris, en enemiga;
el Cuzco, noble patria,
piedra viril ante el destino.

Oh, corazón, sé pozo quieto 
pero vivo de amor por ellos; 
guarda sus sombras, guarda
sus muy humanos resplandores.

Por sobre ti pongo el oído
y siento el rumor del sol, la luz 
del agua, el surco tibio,
la mano buena del labriego.

El amor es así. La sangre,
el país que me habla por dentro, 
me hacen saber, y sabe
ser corriente agua el recuerdo.




en La gruta de la sirena, 1961 














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