lunes, junio 23, 2025

«El cielo cae con las hojas (poemas de Jorge Teillier)», de Jaime Valdivieso




 
Siempre hemos pensado que el arte es una especie de mediana, vasta o diminuta región, por la cual atravesamos unos cortos o largos momentos, y cuya huella, muchas veces, perdura largamente en nosotros.

En pocas oportunidades hemos tenido la impresión más auténtica de vivir esta singular experiencia en que consiste el arte, como a través de los libros de Jorge Teillier: Para Ángeles y Gorriones y El Cielo Cae con las Hojas, recientemente publicado.

Este ultimo libro, aunque menos fresco, tal vez menos luminoso que el primero, tiene no obstante la misma línea temática, mayor madurez espiritual. Se hace en estos poemas más evidente, más definitiva, su visión de la realidad, de la vida, en la que juega un papel importantísimo el factor tiempo, como categoría de la existencia, y que se expresa a través de una nostalgia por las cosas idas y a la vez como ansiedad de un mundo distinto, ideal, más justo, más puro, más bello.

Poesía fuera del tiempo: de ahora, de ayer, de mañana, de muchos años más, pues, aunque hecha con elementos más cerca del ensueño y de la magia que de la realidad, se afirma, sin embargo, en ideales que pertenecen a la esencia del hombre y que son de siempre. Tal vez, única en nuestra literatura, la poesía de Jorge Teillier nos introduce en un universo como aquel que descubrió el Grand Moulnes, plagado de duendes, de seres misteriosos, que se mueven en silencio, vagamente, o no se mueven y que a veces desaparecen dejando tras de sí sólo una leve estela: «Una sombra se sienta junto al telar roto; / Frente a la puerta / nos estrechamos las manos / y partimos sin mirar atrás; / Hemos llegado cerca de un pueblo / la niebla rodea casas que apenas existen».

Si diéramos la oportunidad a este poeta de organizar un mundo a su imagen, de seguro que nos encontraríamos en una región particularísima, un tanto eglógica, en donde veríamos algunas ovejas, bajo unos sauces, niños, junto a un estero; mirando absortos las ondas de un agua transparente; y más allá, en una casa con palomas y gallinas, una hermosa muchacha triste, pálida; vestida de otra época.

Si examinamos su estructura formal veremos que ella coincide exactamente con su espíritu. Su sintaxis es lenta, entrecortada, sin ligazón gramatical muchas veces, sino simplemente unida por el clima psicológico que hace además que cada rasgo concreto, regional, propio del sur de nuestro país, deje de ser dato meramente ilustrativo para elevarse, en su conjunto, al plano de la mejor poesía universal.

No obstante, todo lo anterior, cabría señalar al poeta cierta insistencia en el uso de algunas palabras como «antiguo», «olvidado», «viejo», «extraño», «gastado», que al repetirse en ciertos giros con demasiada frecuencia, pierden persuasión poética y caen en el mero recurso mecánico.




en Las Últimas Noticias, martes 7 de abril, 1959











Contribución a DscnTxt de Tomás Harris



















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