Cincuenta cuerdas tiene por azar la cítara adornada,
y cada cuerda el recuerdo trae de los días felices.
Zhuangzi soñó una mañana que era una mariposa;
Wangdi, corazón roto, reencarnó en un ave solitaria.
Luna sobre el mar oscuro: las perlas tienen lágrimas.
Sol en los campos azules: del jade asciende un humo.
Esta pasión pudo fijarse para siempre en la memoria.
Sólo que, en el momento, estaba ya como ausente.
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