Por sus sienes
cae nevado su cabello.
No habla con los visitantes.
Con la túnica remendada
y abrazada con fuerza, ahí sentado
acaba el día. ¿Cuántas pocas primaveras
conoce una vida
que flota? Se sube a una pasarela,
evoca sueños de Yüeh;
empuña su bastón,
recuerda las divagaciones de Ch'in.
Medianoche,
se cierran los pasillos congelados.
Suena una campanada:
la oye
por todas partes.
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