Versión de Brianda Pineda Melgarejo
1
Yo te concedo refugio
en la invocación y el rezo.
Bendigo el barrio y el minarete
para que protejan a la gente
del misil
desde el momento
en que lo ordena un general
hasta que pasa a ser
una incursión.
Les concedo refugio a ti y a los pequeños,
aquellos niños que
con sus sonrisas
cambian el rumbo del misil
antes de que aterrice.
2
Les concedo refugio a ti y a los pequeños,
los pequeños que ahora duermen como pollitos en su nido.
No se dirigen en sueños hacia los sueños.
Saben que la muerte ronda fuera de casa.
Las lágrimas de sus madres son ahora palomas
que los siguen, que se arrastran detrás
de cada ataúd.
3
Yo concedo refugio al padre
al padre de los pequeños que sostiene la casa en pie
después del bombardeo.
En el momento de la muerte implora:
«Ten piedad. Déjame vivir un poco más.
Por ellos aprendí a amar mi vida.
Concédeles una muerte
tan bella como ellos».
4
Yo te concedo refugio
ante el dolor y la muerte,
refugio en la gloria de nuestro asedio,
aquí, en el vientre de la ballena.
Nuestras calles glorifican a Dios con cada bomba.
Rezan por las mezquitas y las casas.
Y cada vez que el bombardeo comienza en el Norte,
nuestras súplicas se elevan en el Sur.
5
Yo te concedo refugio
ante el dolor y el sufrimiento.
Con palabras de las sagradas escrituras
protejo a las naranjas del aguijón del fósforo
y a las sombras de las nubes del smog.
Yo te concedo el refugio de saber
que el polvo se disipará y que aquellos
que se amaron y murieron juntos
van a reír un día.
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