viernes, febrero 09, 2024

«La fuerza vital del cielo anterior», de Jacobo Grinberg-Zylberbaum





Introducción

 

Escribo en el exilio desde un planeta remoto y oscuro llamado Tierra, al que me ha enviado la Jerarquía por haber querido violar la Zona Prohibida del Universo.

 

He vivido ya once vidas terrestres y no he podido retornar a mi lugar de origen. Algo en el enfoque magnificiente de la Divinidad estimuló un misterio que ninguna lección o sufrimiento han podido develar y eso me mantiene prisionero en este lugar extraño y distante regido por leyes que no coinciden con mi naturaleza celestial.

 

Escribo como un intento más de compartir porque eso es lo que he aprendido a hacer. Escribo porque recuerdo y el recordar sin manifestarlo me ahoga.

 

He aprendido a sobrevivir a pesar de todos los intentos de los habitantes de este planeta por moldearme a su estilo de vida. He conocido grandes sabios que han sido mis maestros y el misterio de lo que esconde la mujer terrícola me ha fascinado a través de todas mis vidas.

 

Me he vuelto conocido entre los habitantes de este planeta en diferentes épocas. Aparecí en la Biblia como Andrés, en los Yoga Sutras de Patanjali, en los escándalos de las Cortes francesas del siglo XV y entre los grandes cabalistas de Safed.

 

He decidido retornar a mi planeta de origen, cuésteme lo que me cueste, y este escrito es un intento por sanear mi memoria y entender mi propio desarrollo. Confío que a través de su elaboración encuentre la llave perdida: el secreto procedimiento que ha de liberarme de esta cárcel planetaria y de sus habitantes.

 

Pero no se interpreten mal mis palabras en el sentido de ausencia de cariño. Estoy profundamente agradecido con este planeta porque en él he vivido experiencias que en ninguna otra porción del universo se viven. Aquí he encontrado seres de todos los rumbos y con todas las tendencias. La mayor parte de ellos en el olvido de sí mismos, pero otros con la cabeza en alto recordándose.

 

Las humillaciones me han exaltado después de sumirme en la desesperación y poco a poco he ido retornando al amor hacia mí mismo. Encuentro que incluyo a todas mis vivencias y nada puede definirme. Fluyo en cambio hasta que vuelvo a encontrar algo no resuelto y en él me quedo y retorno hasta que lo considero también mío. En esta expansión comienzo a reconocerme como el Todo y cada vez mi existencia separada desaparece para dar lugar a alguien más cercano a mí mismo. Pero este mí mismo no es ni un anhelo ni tampoco un pensamiento. Se asemeja más a un sentimiento que incluye todos los estados, todas las emociones y aun los dolores que experimento.

 

De todo ello estoy agradecido a esta Correccional de los exiliados del Universo.

 

A no dudarlo, en ocasiones he sido aquí muy feliz y casi he decidido quedarme, pero tengo un llamado y no puedo dejar de oírlo.

 

¿Si he aprendido lo necesario y si ya es mi tiempo? Eso quizás también yo lo decido, pero sé que no estoy solo y que el Padre Amorosísimo existe. A Él me remito y que sólo Él me juzgue.

 

 

 

en La fuerza vital del cielo anterior, 1991





















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