Pacientes y cruzadas manos, en el fuego
del mediodía, sostienen el hilo,
Ariadna es una flor de Barbados
Y crece junto a la puerta del Laberinto.
Bajo las azules e irreales aguas del atardecer,
Las manos se abrazan como pétalos blancos,
Esperando ver al audaz aventurero,
Ariadna espera tranquila como un coral,
Silenciosa como una planta submarina.
Los tambores retumban a orillas de la ciudad:
Mudas colinas visten coronas de llamas oscuras;
Los ciudadanos danzan volando como banderas
En medio del alegre volcán de sus congas.
Pues los ojos de Ariadna son lagos
Junto al muro de estrellas blancas del laberinto:
Porque en la medianoche del Caribe
De su salvaje y dulce sabiduría, ella presiente
y descifra el cruel álgebra del laberinto.
Pero cuando la blanca mañana
Corre por las ásperas montañas con un grito
La fuerza de un hilo de algodón despierta en Ariadna
Al Soldado más valiente, al Juez más sabio,
¡Al Rey más poderoso!
en Poemas del Inicio, 2022
Edición y traducción de Carlos Almonte y Juan Carlos Villavicencio
Ariadne at the Labyrinth
Patient, in the fire of noon, / Hands, that hold the thread, crossed, / Ariadne’s a Barbadian flower, / And grows by the Labyrinth door. //Under the blue, airy-waters of evening, / Hands folded like white petals, / Watching for the bold adventurer, / Ariadne waits as calm as coral, / Silent as some plant of undersea. // Drums ring at the city’s edge: / The speechless hills put on crowns of dark flame; / Dancing citizens fly like little flags / Amid the glad volcano of their congas. / But Ariadne’s eyes are lakes / Beside the maze’s starwhite wall: // For in the Caribbean midnight / Of her wild and gentle wisdom, she foreknows / And solves the maze’s cruel algebra. / But when white morning / Runs with a shout along the jagged mountains / Strength of a cotton thread draws out to Ariadne / The Bravest Soldier, the Wisest Judge, / The Mightiest King!
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