Dos poemas
Quizás en el espacio de nuestras vidas, el horror ha hecho imposible quedar inmunes a cualquier fisura sobre el cuerpo de cualquier cuerpo. En estos momentos no vale ni la nostalgia ni la conmiseración ni las palabras ni las canciones ni las tumbas, pues los muertos no renacerán.
Nadie renace ni renacerá en el espacio de nuestras vidas ni uno solo ni dos ni las viudas ni los hijos ni los padres ni nadie nunca jamás renacerá, pese a perdonarnos a nosotros mismos. Sin embargo, vamos en nuestras vidas nombrando a cada uno de ellos y renombrando e inventando el nombre de aquellos que nunca nadie reclamó ni se supo que murieron.
Nadie volverá a ser la tierra viviente de tanto nombrarlo, pero no podemos dejar de nombrar con exactitud el nombre de cada uno de ellos, por el simple deber de no olvidar el sonido que los hizo volver la cabeza cuando un golpe cayó de los hombros hasta el más doloroso de sus cuerpos.
Serán nuestros nombres los que tendremos que grabar una y otra vez en la frente para afirmar nuestro fanático deseo de perdurar cada día en este día que se aferra a las muertes de aquellos innombrados de la tierra, hasta el momento en que debamos abandonar los deseos.
3b
Nadie tiene derecho a matar.
en Aguas servidas, 1973-1980
en Poesía Cero, 2017
Edición de Carlos Almonte y Juan Carlos Villavicencio
Descontexto Editores
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