Y era la edad nueva de los bailes agarrados A los cuerpos ligeros, cargados de olores fluidos Besos atrevidos posados sobre la fiera tibieza De suaves cabelleras dulcemente acariciadas
A veces el recuerdo de esas horas pasadas En resolver un problema de triste profundidad Se deshilachaba, vapor ligero, en el ardor
De labios, en su boca anhelante apretados
Pero agudo, por debajo de la línea del sueño El anzuelo de su trabajo venía sin tregua
A enganchar, cual pérfido relámpago, su corazón Y su mirada cansada seguía en la noche clara A las carcajadas nerviosas de grandes risas burlonas La ronda desmelenada de horribles espectros escolares...
en Poesía completa, 2014
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