(1958-2022)
LA HABITACIÓN DE LAS AGUJAS
Aquí, en esta habitación de hospital, el aire está hecho de agujas.
Aquí duele respirar, conviene contener la respiración, nadar por debajo
del aire punzante.
Las agujas construyen panales, se orientan hasta mi cuerpo por esa luz
mortecina que se enciende hacia la medianoche.
Debo de ser, imagino, un paciente de polen y colores intensos.
Les gusto, hablan de mí, de mi localización en el dolor.
Les gusta, sobre todo, mi sangre: hacen con ella una miel ácida que
yo pruebo en sueños inquietantes.
EL ARRIBO DE LOS NUEVOS PACIENTES
Los nuevos pacientes llegan en camillas o en sillas de ruedas, que son los medios de transporte más populares en el hospital. Llegan conducidos por un piloto casi siempre taciturno, de movimientos rápidos y precisos. Algunos pacientes llegan dormidos, con máscaras y tubos de oxígeno, como si regresaran de un largo viaje espacial; otros llegan con la boca y los ojos bien abiertos, espantados de sí mismos o de las criaturas que asechan en los pasillos. Me encanta verlos llegar, paso las horas acechando sus arribos.
Hace tiempo, en los aeropuertos, yo disfrutaba de la llegada de los aviones, amaba el ruido de las turbinas, el golpe de las ruedas contra la pista, el carreteo, la desaceleración. Era feliz, estaba atento a los cielos.
Libro inédito
No hay comentarios.:
Publicar un comentario