viernes, mayo 13, 2022

«Recordando a Burundi», de Ketty Nivyabandi

Traducción de Marisol Bohórquez Godoy





Te recuerdo.
Una chispa rasgando el cielo azul. Semillas coqueteando con nubes. Hombres 
            confiando en las estrellas.
Una canción se sostiene cálida y ceñida, en espaldas de ensueño. Mujeres con olor 
            a mantequilla.
Un seno hinchado. La vía láctea. Rocío apagando los pies astillados.

Te recuerdo.
Un sueño. Amasado con laterita y acero.
Hombres orgullosos, con el pecho rebosante. Lanzas, azadas que yacían inmóviles 
            en el suelo húmedo. Caminando, desnudos, hacia el sol.

Chicas mariposa. Dispersándose, volando. Inundando los cielos de colores.

Risas ahogadas. Risas desordenadas. Risas gratis. Risas por miles.

Te recuerdo.
Gente-equilibrada. Gente-real. Gente magistral. Gente- rota-pero entera.
Jade, belleza fugitiva. Una belleza celosa, salvaje y hechizante.
Del tipo para quemar los ojos de un profeta…
                         Un terrón de tierra que una vez se atrevió a desafiar al Reich

Te recuerdo.
Antes de tus palabras-pluma. Antes de tus hijos-papel.
Antes de tu terreno abierto, tus hijos errantes.
Antes de tu dignidad en migajas.
En venta. En las aceras de los famélicos bulevares.

Te recuerdo.
En el furor de mi pelo de panal.
En la tinta que serpentea por estas manos temblorosas.
En mis preciosos sueños, cubiertos de polvo.
En mis sudores. En mis gritos. En mis fiebres. En mis ojos.
Colgando abierta de par en par, de la luna creciente.

Te recuerdo.
Aún ayer.
Mañana (por supuesto).
Esta mañana. No sé.





Tomado de la revista Vuela palabra









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