El viento que una noche viene del este adorna mil árboles con flores
y sopla hacia abajo lluvias de estrellas.
Finos corceles y carruajes esculpidos esparcen fragancia por el camino,
la música vibra a través de una flauta;
la luna arroja toda su luz
mientras los faroles de peces y dragones bailan toda la noche.
Con vestido de hilos de oro, con adornos de sauces o polillas,
riendo, ella se funde con la multitud y sus rastros de olores.
Pero la busco en vano
una y otra vez entre la multitud.
Cuando de repente vuelvo la mirada,
la encuentro ahí donde la luz de los faroles se derrama tenuemente.
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