jueves, febrero 17, 2022

«A las enredaderas de los campos», de Philippe Jaccottet

Dos poemas / Traducción de Rafael-José Díaz






Algo que se le da al transeúnte que pensaba en otra cosa totalmente diferente o no pensaba en nada, se diría que estas flores, por muy insignificante que sean, lo «desplazan» de alguna manera, invisiblemente; lo hacen, imperceptiblemente, cambiar de espacio. No, de todas formas, entrar en lo irreal, no soñar; sino más bien, si se quiere, pasar un umbral en donde no se ve ni puerta ni paso.


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Para Hölderlin, lo que «brota puro» es el Rin en su fuente; es el origen, podría ser también lo que se eleva en el oriente, la aurora.

Claudel, por su parte, a propósito de una fuente: «Sólo lo que es puro, original e inmediato, brota».

En este límite, que no atravesaremos nunca, brota, o despunta, el sueño de las divinidades. 

Fuentes siempre a ras de tierra, tan cercanas, y las más lejanas.





en Y, sin embargo, 2009















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