Amo los perros,
los niños y los pájaros
y en ese claro cielo descubro cada día
la rosa que mis padres en la infancia me dieron.
Era una rosa viva, de altivísimas líneas
y en ella aún se conjuga
el sueño que de niño tuve una tarde pura.
Hoy recuerdo las veces que junto a una fuente mágica
descubrí el caracol y la rana dormida.
Era un tiempo más lento que el río en las maderas,
pero aún brilla todavía
una lámpara sobre un tapiz junto a los espejos.
El pájaro llameaba en cada una de sus alas,
el niño se dormía en una puerta por donde entraba el aire
y se sumaba el perro a un reposo en la tierra.
¡Aire para las alas del pájaro en su círculo,
tierra para los niños y el perro al mediodía!
Mas advengan los cielos a una raíz de sueño.
y en ese claro cielo descubro cada día
la rosa que mis padres en la infancia me dieron.
Era una rosa viva, de altivísimas líneas
y en ella aún se conjuga
el sueño que de niño tuve una tarde pura.
Hoy recuerdo las veces que junto a una fuente mágica
descubrí el caracol y la rana dormida.
Era un tiempo más lento que el río en las maderas,
pero aún brilla todavía
una lámpara sobre un tapiz junto a los espejos.
El pájaro llameaba en cada una de sus alas,
el niño se dormía en una puerta por donde entraba el aire
y se sumaba el perro a un reposo en la tierra.
¡Aire para las alas del pájaro en su círculo,
tierra para los niños y el perro al mediodía!
Mas advengan los cielos a una raíz de sueño.
en Pavana del Gallo y el
Arlequín, 1967
No hay comentarios.:
Publicar un comentario