La
duda es un antojo peligroso:
si
pide mesa y sillas
-no
institución, jamás institución-
la
respuesta es desamparo:
come, en silencio,
el aullido encerrado por cuotas
sin cuchillos ni cartas de
presentación.
Si
pide manteles
están
los tejidos de la ceguera
hechos
a mano con los hilos de la distancia
a la
heladera
la incubadora
la especie
al desahucio.
Si te
pide aceite y sal
muéstrale
el desierto de los vientres,
la
grasa oculta de las palabras
que
rebotan entre paladar y pantalla.
Si te
pide carne, que sea sumisa,
consoladora,
caliente,
que
esté fresca, tierna,
y que
nunca
sangre
al ser mordida.
en
Liberoamericanas (Antología), 2018
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