jueves, agosto 29, 2019

“Donde crecimos”, de Floridor Pérez





No hemos vuelto a la casa donde crecimos.
Ella pensaba que pronto regresaríamos
como días de lluvia
pero no la volvimos a ver
como a la primera niña que amamos.

El viento hojea el libro en que aprendimos a leer.
Volvamos al cuarto donde la madre remendaba
y hallemos la aguja y el dedal de la gallina ciega,
y en el baúl de los abuelos aquellas botas de montar
que creímos únicamente hechas
para retratarnos en las plazas de provincia.

La lluvia vuela como todas las bandadas.
La única calle de la aldea
llega a todas partes
saltando puentes de madera: pasa
frente al Correo, la Escuela, el Retén, el Boliche;
va a la iglesia los domingos
y el día que partimos
fue con sus dos veredas a la estación del pueblo.



en Para saber y cantar, 1965












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