Tras
tantas noches yermas hoy retornas.
Esta
noche tu peso, entre mis palmas,
siento
vuelve a latir y reconozco
al
tacto tu espesor, vieja nostalgia.
Vencida
creí verte, al fin ardiendo
en la
llama primera de la danza
bailada
por el tiempo, que en mi sangre
al
mundo despertó y en la palabra
dio
curso a la luz cría –al día inmenso
de
Dios- anuló todas las distancias.
Pero
hoy calas la noche. Con la lluvia
desciendes
y me inundas la garganta.
Las
horas encarnadas sueño adentro
se
reducen a instante. Aquí, en el agua,
veo
alejarse todo y todo ingresa
de
nuevo al flujo informe. Ser estancia
vacía.
Solo ser rastrojo hermoso:
inútil
soledad llena de agua.
en
Nocturnal, 2017
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