A Amparo López B.
La gente de teatro nos reuniremos, finalmente, en el pabellón
de irrecuperables. Todos padecemos el síndrome de lo efímero. Desgraciadamente,
ese pabellón aún no se ha construido y nos agruparán, provisoriamente, en el
galpón de los damnificados por los aluviones. Lo cual, por otra parte, será
coherente, ya que el teatro es la vida iluminada precariamente sobre unas
tablas mal clavadas.
en
Breviario impío, 1994
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