Es
de madrugada.
Sentado
en mi estudio,
tiemblo
de frío.
De
pronto me viene a la memoria
el
ermitaño de la montaña.
Estoy
viendo a mi amigo
recogiendo
leña en los barrancos,
junto
a un arrollo.
Regresando
luego a su choza
para
cocinar
en
su fogón de piedra blanca.
Se
me ocurre llevarle
una
calabaza llena de vino,
para
aliviar su frío
en
este crepúsculo de tormenta.
Pero
las hojas caídas
habrán
cubierto la tierra.
¿Cómo
encontraré la senda?
en Poesía clásica china, 1961
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