Todos los hombres
reflejados en los espejos del Yugo Bar
toman de bruces sobre el mesón
de tevinil y ceniza:
asomadas brillantes a los lamparones cerveza
y vino
niñas amarillas de saliva refractadas,
pupilas violentas, violetas o rojas,
atisban
desde el fondo
de los vasos:
ahora uno de los hombres mira,
vuelve la cara y mira,
como cualquier rostro extraño,
como un ahogado emergiendo empapado
desde el fondo del espejo
que
refleja
a nosotros tú el demente
el niño rapado el otro
ese
hombre
enmascarado en un viejo
con gusto a papas crudas
en la lengua.
Originalmente
en Zonas de peligro, 1985
Tomado
de Cipango (Antología), 1996
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