Sumergido en el Ganges de mi cama
buceando me despido de esta
vida
(sobre mi carne el sueño hace su fuego).
Reaccionario no: más bien soy refractario,
una especie de cuerpo transparente
que se aburre y se duerme en su deriva.
Con extraña retina grabo el día
en perpetua prisión domiciliaria.
Provocar la salida (para qué)
de este sueño por la bocatoma
de un foso, garganta o la guarida
de oscuridad fumada con empeño.
Porque no todo lo que aliento empaña
necesario reflejo es de la vida.
En la berma del camino a Cartagena
(restados del paisaje prometido)
sin gran intimidad nos extraviamos.
Carro y estrella e ideal atados
perdimos a las afueras de ese
sueño.
en
Melancolía artificial, 2009
(1ª
edición, 1997)
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