FELIPE: (Sigue con su relato) Me amarraron una cadena al cuello. De eso me acuerdo. Me pegaron tanto que quedé medio inconsciente. ¿Parece que entremedio alguien me acuchilló? Yo como que ya no sentía nada. Cuando desperté, me estaban colgando de un árbol, con la misma cadena. Había madera como para hacer una hoguera. Y me rociaron con algo, un aceite pegajoso y hediondo que ellos llamaban brea, pero que para mí tenía el terrible olor de la parafina.
A Felipe le cuesta seguir.
FELIPE: (Sigue con su relato) Y pensé: Esto es un sueño, esto no puede estar pasando. Y pensé: Me voy a despertar y voy a estar en África, con mis hijos y mis nietos, pensando en que nunca fui un esclavo y siempre fui un hombre libre. Pensé: Esto es un sueño y me voy a despertar siendo un niño Lakota feliz de culiar con una hermosa niña blanca y qué la raja no ser racista para poder vivir eso. Pensé: Voy a ser un chileno en una fiesta, con unos winkas culiaos cuicos de mierda. Y les voy a cagar la noche con mis sueños, con mis pesadillas, que para ellos no existen porque para ellos el único hoyo que existe es el suyo propio y son capaces de hacer cualquier cosa por cuidarlo.
JUAN IGNACIO: ¡No te metái con mi hoyo, maricón conchetumadre!
Pedro Lautaro le pega a Juan Ignacio.
FELIPE: (Sigue con su relato) Pensé: Estos blancos de mierda, winkas carapálidas de Burnham, Mississippi, no van a ser capaces de hacerlo. No van a ser capaces de encender mi cuerpo chorreado de parafina. Y entonces los vi acercarse. Y pensé: me van a liberar. Y pensé: Sólo me están asustando y voy a tener un juicio justo. Sólo me van a decir: Ya, Thadeus, despierta. Esto no es verdad. Mira. Sólo es un sueño. Sólo es una pesadilla. Pero no, conchetumadre. Se acercaron y con un cuchillo... me cortaron los cocos. Y con otras manos y otros cuchillos... me cortaron los dedos. Y entonces vino un gringo que se llamaba George o Donald o Helmut o Eleazar o Juan Ignacio... y me prendió fuego.
JUAN IGNACIO: ¡Negro mentiroso!
Ayelén
le pega a Juan Ignacio. Se produce un silencio.
Noche mapuche
De miércoles a sábado, 20:30 horas. GAM.
Hasta el 28 de octubre.
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