Estoy despertando y tengo
rostro de morir;
flexiono el hueso que no
pensé morar
y me duele cada intento de
elucidar mi calavera,
de entender un río
o imitar el canto que
retenga la lluvia en la paja brava viva,
olvidando el cielo y
recordando la tierra.
El lugar de este rostro es
el sur de tu memoria,
el sur que humedece sin que
notes tu cabello,
el sur que entristece lo
que miras,
que te cansa,
y seca el fuego,
tocando las palabras de un
presagio donde ya has muerto.
El lugar de este rostro es
mi rostro viéndote llover.
en
Empiezo a visitarme, 2001
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