A una muchacha de formados senos
invité a tenderse, sin cojín,
sobre la arena del desierto.
“Así lo haré, aunque no sea mi
costumbre”, dijo ella.
Y cuando iba a despuntar la aurora,
dijo:
“Me has deshonrado, ahora vete, si
quieres,
o sigue, si así lo prefieres”.
Pero no hice sino sorber sus encías
y, entre charlas, besarla en la boca.
Me llené de toda ella.
Me envolví en su vestido de seda
y a mis ojos dije: llorad ahora.
Entonces se levantó
para borrar con su manto las huellas
y buscar las perlas del collar
desparramadas.
en La poesía
árabe clásica (Veglison y De Molins), 1997
Pintura: Eugène Delacroix
No hay comentarios.:
Publicar un comentario