I
En
uno de sus cuadernos de notas Chéjov registra esta anécdota: «Un hombre, en
Montecarlo, va al Casino, gana un millón, vuelve a su casa, se suicida». La
forma clásica del cuento está condensada en el núcleo de ese relato futuro y no
escrito.
Contra
lo previsible y convencional (jugar-perdersuicidarse) la intriga se plantea
como una paradoja. La anécdota tiende a desvincular la historia del juego y la
historia del suicidio. Esa escisión es clave para definir el carácter doble de
la forma del cuento.
Primera tesis: un cuento siempre cuenta
dos historias.
II
El
cuento clásico (Poe, Quiroga) narra en primer plano la historia 1 (el relato
del juego) y construye en secreto la historia 2 (el relato del suicidio). El
arte del cuentista consiste en saber cifrar la historia 2 en los intersticios
de la historia 1. Un relato visible esconde un relato secreto, narrado de un
modo elíptico y fragmentario.
El
efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en
la superficie.
III
Cada
una de las dos historias se cuenta de modo distinto. Trabajar con dos historias
quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos
acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas.
Los elementos esenciales de un cuento tienen doble función y son usados de
manera diferente en cada una de las dos historias. Los puntos de cruce son el
fundamento de la construcción.
IV
En
«La muerte y la brújula», al comienzo del relato, un tendero se decide a
publicar un libro. Ese libro está ahí porque es imprescindible en el armado de
la historia secreta. ¿Cómo hacer para que un gángster como Red Scharlach esté
al tanto de las complejas tradiciones judías y sea capaz de tenderle a Lönrot una
trampa mística y filosófica? Borges le consigue ese libro para que se instruya.
Al mismo tiempo usa la historia 1 para disimular esa función: el libro parece
estar ahí por contigüidad con el asesinato de Yarmolinsky y responde a una
causalidad irónica. «Uno de esos tenderos que han descubierto que cualquier hombre
se resigna a comprar cualquier libro publicó una edición popular de la Historia secreta de los Hasidim». Lo que
es superfluo en una historia, es básico en la otra. El libro del tendero es un
ejemplo (como el volumen de Las 1001
noches en «El Sur»; como la cicatriz en «La forma de la espada») de la
materia ambigua que hace funcionar la microscópica máquina narrativa que es un
cuento.
V
El
cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido
oculto que depende de la interpretación: el enigma no es otra cosa que una
historia que se cuenta de un modo enigmático. La estrategia del relato está
puesta al servicio de esa narración cifrada. ¿Cómo contar una historia mientras
se está contando otra? Esa pregunta sintetiza los problemas técnicos del
cuento.
Segunda tesis: la historia secreta es la
clave de la forma del cuento y de sus variantes.
VI
La
versión moderna del cuento que viene de Chéjov, Katherine Mansfield, Sherwood
Anderson, y del Joyce de Dublineses,
abandona el final sorpresivo y la estructura cerrada; trabaja la tensión entre
las dos historias sin resolverla nunca. La historia secreta se cuenta de un
modo cada vez más elusivo. El cuento clásico a la Poe contaba una historia anunciando que había otra; el cuento
moderno cuenta dos historias como si fueran una sola.
La
teoría del iceberg de Hemingway es la primera síntesis de ese proceso de
transformación: lo más importante nunca se cuenta. La historia secreta se
construye con lo no dicho, con el sobrentendido y la alusión.
VII
«El
gran río de los dos corazones», uno de los relatos fundamentales de Hemingway,
cifra hasta tal punto la historia 2 (los efectos de la guerra en Nick Adams)
que el cuento parece la descripción trivial de una excursión de pesca.
Hemingway pone toda su pericia en la narración hermética de la historia
secreta. Usa con tal maestría el arte de la elipsis que logra que se note la ausencia del otro relato.
¿Qué
hubiera hecho Hemingway con la anécdota de Chéjov? Narrar con detalles precisos
la partida y el ambiente donde se desarrolla el juego y la técnica que usa el
jugador para apostar y el tipo de bebida que toma. No decir nunca que ese
hombre se va a suicidar, pero escribir el cuento como si el lector ya lo
supiera.
VIII
Kafka
cuenta con claridad y sencillez la historia secreta, y narra sigilosamente la
historia visible hasta convertirla en algo enigmático y oscuro. Esa inversión
funda lo «kafkiano».
La
historia del suicidio en la anécdota de Chéjov sería narrada por Kafka en
primer plano y con toda naturalidad. Lo terrible estaría centrado en la
partida, narrada de un modo elíptico y amenazador.
IX
Para
Borges la historia 1 es un género y la historia 2 es siempre la misma. Para
atenuar o disimular la esencial monotonía de esa historia secreta, Borges
recurre a las variantes narrativas que le ofrecen los géneros. Todos los
cuentos de Borges están construidos con ese procedimiento.
La
historia visible, el juego en la anécdota de Chéjov, sería contada por Borges
según los estereotipos (levemente parodiados) de una tradición o de un género.
Una partida en un almacén, en la llanura entrerriana, contada por un viejo
soldado de la caballería de Urquiza, amigo de Hilario Ascasubi. El relato del
suicidio sería una historia construida con la duplicidad y la condensación de
la vida de un hombre en una escena o acto único que define su destino.
X
La
variante fundamental que introdujo Borges en la historia del cuento consistió
en hacer de la construcción cifrada de la historia 2 el tema del relato.
Borges
narra las maniobras de alguien que construye perversamente una trama secreta
con los materiales de una historia visible. En «La muerte y la brújula», la
historia 2 es una construcción deliberada de Scharlach. Lo mismo sucede con
Acevedo Bandeira en «El muerto»; con Nolan en «Tema del traidor y del héroe»;
con Emma Zunz.
Borges
(como Poe, como Kafka) sabía transformar en anécdota los problemas de la forma
de narrar.
XI
El
cuento se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto.
Reproduce la busca siempre renovada de una experiencia única que nos permita
ver, bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta. «La visión
instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana terra incognita, sino en el corazón
mismo de lo inmediato», decía Rimbaud.
Esa
iluminación profana se ha convertido en la forma del cuento.
en Formas breves, 1999
Fotografía:
Daniel Mordzinski
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